La forma más común de desempeñar un trabajo por cuenta propia en Latinoamérica es mediante un negocio unipersonal. Según Statista nueve de cada diez trabajadores autónomos en la región se dedican a desarrollar su propia empresa o emprendimiento sin tener empleados y es que debido a la falta de oportunidades, las personas se ven con la necesidad de generar ingresos a través del comercio o proyectos propios.
Bajo esa premisa tiene sentido que América Latina sea la región con la mayor proporción de mujeres que se atreven a emprender sus propios negocios. De hecho un estudio demostró que los países con las economías más desarrolladas, como lo es Japón, España o Alemania, tienen tasas muy bajas de mujeres emprendedoras, todas ellas con proporciones inferiores al 10 por ciento. Esto parece ser una tendencia común, ya que las economías más avanzadas suelen tener tasas más bajas de iniciativa empresarial femenina debido a la presencia de una mayor cantidad de opciones de trabajo, además de niveles más altos de competitividad entre las empresas, está claro que son factores que hacen la diferencia y que pueden hacer menos atractivo el proyecto de fundar una empresa propia ya que básicamente no hay la necesidad de hacerlo como en otros territorios.
Gráfica del día: El trabajo por cuenta propia en Latinoamérica
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y cálculos de Statista, Bolivia y Colombia son dos de los países latinoamericanos con el mayor porcentaje de trabajadores independientes sobre el total de la población empleada, posteriormente se encuentra Venezuela en tercer lugar y le sigue Perú, Brazil, Argentina. En el caso de México, la proporción asciende a menos de tres de cada diez trabajadores lo que representa el 27,5 por ciento, mientras que Chile es el país que registra uno de los menores porcentajes de la región, con únicamente el 25,9 por ciento de autónomos sobre el total de las personas empleadas. El promedio en América Latina y el Caribe se ubica en un 34 por ciento de independientes sobre la población que trabaja.
Está claro que con la llegada de la pandemia por COVID-19 los empleos formales se vieron realmente afectados, pues tuvieron que cerrar de momento y es por ello que los emprendimientos y empleos informales comenzaron a tener un incremento significativo. Durante este periodo en la zona andina que engloba a Ecuador, Perú y Colombia contaron con más del 60 por ciento de su población ocupada en empleos asalariados informales. En el caso de México y Brasil, el porcentaje fue de un 57 por ciento y a un 47 por ciento respectivamente.