Por: Carlos Tapia
Twitter: @carlosftapia
El 19 de septiembre, un par de jóvenes que viajaban en el metro al parecer comentaban, sin miedo a ser escuchados, su visión respecto al conflicto magisterial. Era una conversación tranquila, una manifestación pura de su derecho a expresión. Intentaron ser reprimidos, pero la gente habló y grabó.
No puedes moverte, sientes calor y te incomoda. A veces cuesta respirar. Pareciera que todos se retorcieran con frenesí, pero avanzas lentamente con cierta dificultad buscando a tientas y sin lógica algo donde afirmarte. Nadie te ayuda, todos buscan lo mismo. Nadie entiende que quizás tú estás más ansioso que ellos. No quieres caerte. Las puertas están por cerrar, no encuentras nada. El tren se mueve y sorprendentemente no pierdes el equilibrio, te mueves con ellos, pero ahora sientes que ninguno te dejará caer.
Avanzas y no puedes sacarte de la cabeza la sensación de intranquilidad, ni si quiera imaginas que alguien puede estar de tu lado. Son muchos y no se visten como tú, no miran como tú, no levantan la cabeza para saber ver quién eres. Miran la ventana esperando que no le pidas su asiento, rehuyendo a cualquier intento de contacto.
Sientes que no les importas, y tampoco te lo cuestionas en demasía; te aferras de lo que puedas mientras percibes que el vagón se mueve y de la nada la sorpresa: cuando apenas colocabas tus audífonos, y buscabas aislarte aún más en tu viaje, aparecen ellos; desde la lejanía a escucharte, apoyándote sin pedir, por primera vez en mucho tiempo, nada a cambio; quizás su única preocupación es no llegar tarde al trabajo, pero percibes en sus palabras que no es sólo eso: te apoyan, como si fueras su candidato, eres el líder desaparecido, y al mismo tiempo el más débil; empoderarse es un clisé, quieren ganar esa batalla, es pequeña, saben que quizás puedan salir heridos, del alma tal vez, pero pese a todos no desisten. Claman con más fuerza tu derecho. Se apoyan a tu lado y te secundan con gallardía y respeto. Es imposible que pierdas, tienes a todo el pueblo de tu lado.
Me enteré de este video grabado en la línea 12 del metro hace unos días. Un querido amigo lo publicó en Facebook con el siguiente post: “amo a la banda del metro…la amo…aunque algunos días huela como perro mojado, otros tenga que esperar 30 minutos, otros se agarren a putazos, en fin, gracias usuarios de la línea 12 y ojalá esto se viera también en las calles y en todos los sistemas de transporte públicos”.
La verdad no entendía mucho que pasaba hasta que me encontré con la noticia. Dos chavos que platicaban sobre el conflicto de los maestros, esgrimían una serie de argumentos, que sin importar el lado de la mesa que tomaran, dejaban en claro cual era su posición frente al tema. De la nada la policía auxiliar del metro apareció. Intentó bajarlos, argumentando un sin fin de razones, cual de todas más injustificada y sin sustento posible. “La banda”, como mi amigo Amiel menciona, apareció. Lo que en un comienzo fueros leves esbozos de respuesta, se alzó dejando de permanecer a media asta, iconizado por la voz de una mujer en el fondo: “Sí, grábenlo, grábenlo y súbanlo”.
Hoy la conciencia es diferente, si no podemos por nuestros medios, sabemos que otros los tienen y que quieren usarlos. Gritamos con fuerza esa necesidad, entregando esa dosis faltante de valentía para mantener nuestra mano alzada con el teléfono firme mientras grabamos lo detestable. Son manifestaciones sociales modernas en manos de quienes pueden llevarlas a cabo donde la presión social no disminuye, pero se canaliza para buscar el medio o figura idónea para que logre generar ruido.
#GrábenloYsúbanlo es la nueva consigna de expresión social frente a lo que la ciudadanía considera como injusto buscando desenmascarar con información tangible la trama y maraña de su día día, transformando las opiniones en pruebas irrefutables.
Esto no es casual, quizás comenzó con la caída del avión de US Airways en enero del 2009 en el río Hudson en Nueva York. La primera foto del accidente no fue del New York Times, Daily News o algún otro medio con la capacidad suficiente para mover toda su maquinaria comunicacional y obtener las primeras fotos de aquel milagro. Fue de Janis Krums quien posteaba: “There’s a plane in the Hudson. I’m on the ferry going to pick up the people. Crazy, mientras publicaba la primera foto en twitter.
Lo interesante es que el nuevo poder comunicacional, o quinto poder como hace más de diez años mi profesor de semántica me recalcaba, está presente y con más fuerza que nunca. Pareciera ser que la sociedad se siente de manera orgánica, más organizada; los temores y dudas quedaron atrás y pese a que la brecha digital impide que todos podamos acceder, esto no impide que podamos manifestarnos, ocupando a “la banda” como el mejor medio de difusión.
Acá el famoso video:
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