La banca tradicional tiene cada vez más competencia de parte de las empresas tecnológicas… y ahora llega Google. El gigante de internet ha sido autorizado por el Banco de Irlanda a trabajar funcionar como entidad de pago tanto en ese país como en el resto de Europa.
Entre las actividades bancarias que podrá realizar Google se encuentran la realización de transferencias, la gestión de tarjetas de crédito, cambio de divisas, así como adeudos domiciliados, además del almacenamiento y tratamiento de datos.
Lo que no podrá hacer debido a prohibiciones legales es captar depósitos, una actividad que si está reservada a los bancos, aunque se desconoce si entre las intenciones del gran buscador se encuentra la de convertirse en banco, una opción que requiere de numerosos requisitos para lograrlo.
Mientras que parece ser un hecho que les interesa este sector online, pues también hace poco, Google fue autorizado por el Banco de Lituania para convertirse en una entidad de dinero electrónico.
A los bancos no les hace muchas gracia que empresas relacionadas con internet y la tecnología como lo son Facebook, Google, Amazon y Apple, estén incursionando en este negocio, pues lo hacen con menos exigencias que las que deben cumplir en la banca tradicional además de no tener que aportar el capital que se requiere para ser un a institución bancaria.
Todo ello mientras tienen acceso a millones de usuarios en prácticamente todo el planeta, una situación que les lleva a visualizar que las tecnológicas buscan quedarse con una gran tajada del negocio.
En el caso de Google, con esta autorización en Europa, accede al mundo de la prestación de servicios financieros a través de las transferencias y tarjetas de crédito, aunque según la ley, en este caso “las entidades de pago no podrán llevar a cabo la captación de depósitos u otros fondos reembolsables del público”.
Y si bien hasta ahora la empresa de origen estadounidense se mostraba más proclive a trabajar con los bancos, que a convertirse en una entidad, las movimientos más recientes de este gigante cuyo valor en Bolsa es de 724.000 millones de dólares, parecen indicar cuál es el objetivo final. Y esto lo ‘intuye’ la banca tradicional.