Google es -junto a Facebook- una de las empresas que más ingresos perciben por concepto de publicidad en el mundo digital, sólo durante el primer trimestre de 2017 reportó ganancias por más de 5 mil millones de dólares.
Lo anterior, pese a subir una dura crisis de imagen y reputación, derivado de la polémica de las fake news y la publicidad programática, esta última, incluso motivó el retiro de más de 250 marcas como anunciantes.
Como respuesta, Google decidió emprender una serie de acciones para detectar y eliminar contenidos racistas y xenófobos, además se habló de que instalará un “bloqueador de anuncios” en la siguiente actualización de su navegador Chrome.
Este tipo de respuestas fueron señaladas por algunos analistas como un signo de que el gigante de Mountain View comenzaba a “hacer bien las cosas”. Sin embargo, su más reciente cambio parece que no ha agradado tanto.
Lo que sucede es que Google anunció cambios en AdSense, su servicio de publicidad accesible para cualquier web o blog que desee ganar con publicidad que se muestra en función de la temática de la página o las búsquedas y el historial de los visitantes.
Bueno, el cambio consiste en que desactivará o dará de baja de su sistema a las páginas que infringen sus estándares de anuncios, dejando en funcionamiento la publicidad en el resto de la web. Hasta ahora, cuando detectaba que un sitio infringía sus normas de uso de AdSense, desactivaba la publicidad de toda la web.
El argumento de Google es que trabaja un sistema que permita una mejor gestión de las políticas de Adsense, con “más transparencia”, para ayudar a los editores a eliminar dudas en cuanto a las políticas de publicidad. Además, en una entrada de su blog señala que está creando una nueva plataforma para que los editores gestionen mejor cualquier suspensión de anuncios en sus sitios.
Pese a sus argumentos, estos cambios no han sido vistos de manera positiva, pues de acuerdo con varios analistas, en lugar de endurecer sus políticas, suaviza el castigo a los infractores.
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