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Google habría cooperado de forma voluntaria y entusiasta en las políticas de censura de China

A través de una carta, el ex-director de relaciones internacionales de la marca reveló algunas preocupantes prácticas de negocio en Google los últimos años
  • El ex-directivo de Google apuntó que colegas de Recursos Humanos recibieron la orden de investigarlo y acallarlo

  • Asimismo, relató que la tecnológica trabajó con gobiernos como Arabia Saudita en otras violaciones de DDHH

  • Por otro lado, denunció algunas prácticas preocupantes y denigrantes en contra de mujeres y algunas minorías

Ya no es aceptable que las compañías se enfoquen únicamente en sus objetivos de negocio. Hoy, los clientes exigen a las grandes empresas del calibre de Google, Amazon y Facebook a hacerse responsables por su impacto social, económico y medioambiental en el mundo. Por ello, hay marcas que han invertido fuerte en proyectos como viviendas de bajo costo, bienes amigables con el medio ambientes, etcétera. Estas actividades tienen un efecto contundente.

Los consumidores responden de forma muy positiva cuando las empresas tienen proyectos de Responsabilidad Social Corporativa (CSR). Según Global Giving, siete de cada diez millennials esperan que marcas como Google, Apple y Microsoft lideren el cambio en los temas sociales que les interesan. Impact además apunta que estas estrategias pueden aumentar ganancias de los accionistas en más de mil millones de dólares (mdd) en el transcurso de solo 15 años.

Pero así como cuidar las iniciativas de CSR es benéfico para las empresas, el caso contrario resulta en grandes afectaciones para las empresas. Entre más negativo sea el impacto de las operaciones de una compañía en su entorno, habrá una respuesta de mayor desaprobación de parte del público y los reguladores. En especial cuando se trata de temas que molestan hasta a los directivos más importantes de las organizaciones. Justo esto le está pasando a Google.

Google, ¿un cómplice a violaciones en DDHH?

Ross Lajeneusse acaba de publicar en Medium un artículo donde explica las razones por las cuales dejó de fungir como el director de Relaciones Internacionales de Google. De acuerdo con su texto, la empresa sufrió un cambio negativo en su cultura organizacional. Una donde se priorizó a toda costa las ganancias de la compañía, sin importar las consecuencias éticas de las decisiones de negocio. Incluso ser cómplice de violaciones a Derechos Humanos (DDHH).


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Lajeneusse apunta que Google desarrolló Dragonfly, un motor de búsqueda para China que permitiría al gobierno censurar los resultados, incluso sabiendo las implicaciones de DDHH. Esto, con el fin de poder entrar de lleno al jugoso mercado asiático. No solo no se trató de un simple “experimento”, como habría asegurado la tecnológica en un principio. El proyecto fue realizado sin informar al directivo, que eventualmente habría sido despedido por oponerse.

En respuesta a una solicitud de Merca 2.0, Google compartió la siguiente declaración al respecto de este evento:

Tenemos el compromiso inquebrantable de apoyar a las organizaciones de Derechos Humanos y sus esfuerzos. Ese compromiso no está relacionado ni afectado por la reorganización de nuestro equipo de políticas, de la que se informó ampliamente y que tuvo un impacto en muchos miembros del equipo. Como parte de esta reorganización, a Ross se le ofreció un nuevo puesto al mismo nivel y con la misma compensación, que no aceptó. Le deseamos a Ross lo mejor en sus ambiciones políticas.

Una crisis de marca como pocas

No solo Google ha sido señalado por ex-colaboradores o directivos por presuntas prácticas poco éticas. Tanto Nike como Louis Vuitton han sido acusadas por ex-empleadas de acoso sexual y discriminación de género. Algo similar ocurrió que Netflix, que habría despedido a una colaboradora por estar embarazada. Una modelo de Gucci habló en contra dela empresa por trivializar la salud mental en un evento. No es siquiera un fenómeno nuevo para la tecnológica.

Pero esta vez, es algo distinto. Ya en otras ocasiones ex-empleados tanto de Google como de YouTube han señalado a la empresa por sus decisiones en contra de la libertad de expresión y lo éticamente correcto. Pero la denuncia de Lajeneusse es, además de la queja proveniente del empleado de mayor rango que se ha hecho contra la marca, también una acusación directa de violar los DDHH. Por supuesto, también destruye el mantra de la compañía: “Don’t Do Evil”.

Ciertamente Google está en un aprieto muy serio, que probablemente se convertirá en un golpe considerable a su reputación conforme la información se viralice en todo el mundo. Por ahora, la tecnológica tiene que analizar cómo responder en el corto plazo a estas acusaciones. Sin embargo, se necesita un cambio contundente, cultural, para en verdad solucionar el reto. La compañía debe mostrar estar dispuesta a corregir el rumbo si quiere mantener a su público.

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