Los últimos datos relacionados con la economía en Argentina no son alentadores, especialmente los que tienen que ver con el consumo. Es que si bien la recesión se advierte en la mayoría de los rubros, parece haber llegado, y de manera muy contundente, a los pequeños comercios y kioscos de las grandes ciudades.
En efecto, según datos de la consultora Focus Market publicados por El Cronista, la caída en la venta de estos pequeños drugstores promedia el 40 por ciento. “Una de las categorías que sufrieron bajas importantes en sus operaciones fueron alfajores, barras de cereales, golosinas y refrescos. Por ejemplo, los alfajores cuyos precios están por encima de los 20 pesos (unos US$ 1,3) tuvieron caídas de hasta el 34,5 por ciento en el último año”, dice el medio argentino.
Además, en el caso de las barras de cereal, la baja fue entre 12 y el 31 por ciento.
Otra fuente confirma lo que dice la consultora. De acuerdo con lo publicado por Día a Día, citando al Centro de Almaceneros de Córdoba, la venta de este tipo de productos cayó un 43,5 por ciento entre marzo de 2016 y marzo de 2017. El dato es particularmente alarmante porque ya marzo del año pasado había sido malo, porque se habían detectado caídas del orden del 5 por ciento en relación con el mismo periodo de 2015.
El problema afecta a muchos puntos de venta en el país. Según la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (Ukra), funcionan unos 95.000 kioscos, de los cuales 55.000 están registrados en la provincia de Buenos Aires y 18.000 en Capital Federal. Hay que tener en cuenta que, además, hay otros 40.000 no registrados, ya que se trata de un tipo de tienda que muchas veces está en la ilegalidad, con ganancias muy limitadas y que funcionan en garajes o ventanas de hogares particulares.
La causa principal es el aumento de los precios y, al mismo tiempo, una fuerte pérdida del poder adquisitivo de los habitantes, especialmente en los sectores más humildes. Cuando el dinero no alcanza para llegar a fin de mes, las familias deben modificar sus hábitos de consumo de alimentos y este tipo de compras, como las golosinas, son las que primero se recorta. No es una cuestión de elección voluntaria, sino de supervivencia.
Según BAE Negocios, también la gente compra menos carne. Los alimentos hacia donde “migró” el consumo son los fideos secos; las tapas de empanadas y pascualina; el arroz; el azúcar; leche entera; patés; bebidas sin gas (aguas minerales y saborizadas); harinas y las galletas saladas.