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Los profesionales de hoy buscan nuevos modelos laborales, como el ser contratados para trabajos esporádicos y puntuales.
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Se espera que para el año 2020, la mitad de los profesionales harán uso de la Gig Economy como modelo laboral.
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Hoy, el lugar de trabajo y la oficina está cambiando. Se ha producido un movimiento significativo en las formas de empleo tradicionales, a largo plazo y estructuradas, hacia contratos flexibles y acciones freelance. Las personas ya no dedican toda su carrera y esfuerzo a una sola empresa, incluso a hacer un sólo trabajo a la vez. Estamos presenciando el surgimiento de la llamada gig economy o llamada “economía de los pequeños encargos?
Se define como la situación laboral en la que una persona es contratada para trabajos esporádicos y puntuales. Las empresas (o líderes de proyecto) llaman a alguien para realizar un servicio, poner su conocimiento y medios precisos para ejecutarlo, cobrar cierto porcentaje a la empresa mediadora y esperar el siguiente “llamado”.
Uber es el mejor ejemplo, ya que es una compañía que opera en el sector del transporte de viajeros pero no pone absolutamente nada: no posee automóviles, no contrata conductores, tampoco busca clientes. Es una aplicación que pone en contacto a las personas de manera automática y que ofrece servicios puntuales de profesionales.
La tendencia considera que los trabajadores de grandes y pequeñas empresas están empleados temporalmente para completar contratos a corto plazo y se ha vuelto tan generalizada que, según Nation1099, los consultores de carrera esperan que para el año 2020, la mitad de los profesionales estarán comprometidos con este tipo de modelo de trabajo.
Actualmente, mientras las oficinas como espacios de trabajo siguen comprometidas con la innovación digital para la fuerza de trabajo 2.0, se adaptan y cuentan con una posición perfecta para satisfacer las necesidades de la próxima generación de trabajadores.
Pero… ¿qué impacto tendrán estos cambios en la forma en que se trabaja en lugares físicos? ¿Será el final de la “era oficinista” como la conocemos?
Ciertamente, a medida que aumenta la tasa de rotación de talentos, los costos, los contratos restrictivos y los compromisos financieros a largo plazo, hacen del alquiler de oficinas algo prohibitivo para muchas compañías. En cambio, las empresas buscan la escalabilidad y flexibilidad en la fuerza de trabajo y los empleados también quieren este modelo laboral.
Principalmente auspiciado por la tecnología, los trabajadores de hoy quieren flexibilidad para realizar una actividad laboral donde y cuando ellos lo elijan, terminando con la rigidez de la oficina tradicional, con un horario y tiempo determinado.
Esto también es positivo desde el punto de vista de un empleador. Los estudios sugieren que los empleados obligados a trabajar en una oficina ocho horas al día, cinco días a la semana, pueden desvincularse y ser improductivos a largo plazo, y las empresas necesitan evaluar la productividad en el rendimiento de sus colaboradores, no simplemente la presencia.
Una encuesta realizada por Deloitte indica que el 48 por ciento de los que trabajaban bajo este esquema se muestran “muy satisfechos” con la experiencia. El resto citó un sentimiento de aislamiento, incluso llegó a considerar “la soledad” como un factor significativo en su insatisfacción. Este último punto demuestra que, si bien la tecnología ayuda, no puede reemplazar el lenguaje corporal, la sociabilidad y la generación de interacción humana.
También ha impulsado el surgimiento de oficinas flexibles y con servicios externos entre los que se puede citar el coworking . De hecho, según Savills , tuvo un 182 por ciento de crecimiento al finalizar el segundo semestre de 2017.
Además, se tiene que considerar que un espacio de trabajo físico puede responder a un problema grave que debe ser tomado en cuenta: fomentar la cultura organizacional y la visión de una empresa.