Por Paco Santamaría y Anaí Aguilar
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Paco X. Siempre las había visto y nunca me había dado cuenta de ellas. Hoy son una industria. ¿Sabes lo que es la tanorexia?
Anaí Y. Já! Las adictas y adictos al auto-bronceado, ¿no? Me encanta este tema, porque de repente se vuelven invisibles, como los inmigrantes, pero existen y tienen un deseo insaciable respaldado por un buen poder adquisitivo, ¿no?
Paco X. Pues tú dime qué tanto poder adquisitivo…más o menos 800 pesos al mes te pagan tiempo libre para trabajar en tu cabina de bronceado. Es algo así como sin límite de tiempo. 9 mil 600 pesos al año invertidos sólo para verte bronceado. De hecho hay gente que no puede salir a la calle sin estar bronceada. No se sienten plenos. Como que están incompletos, ¿por qué crees que la gente tiene este tipo de adicción?
Anaí Y. ¡Buena pregunta! Pero no sé que responderte, imagino es un tema de moda, así como te sientes bien si enseñas una bolsa Gucci…
Paco X. No es que sea criticón pero yo creo que va más allá de una moda. Si opino como científico social te diré que es un tema de autoestima colectiva y de imagen pública, de cómo los medios y la opinión pública nos pone modelos e íconos a seguor. Ve por ejemplo, en México tenemos a nuestros líderes de opinión tanoréxicos, como Luismi o Palazuelos. Nunca los verás en medios sin un buen bronceado. Tú, ¿te aceptas más bronceada que sin broncear?
Anaí Y. Pues sí. Yo creo que nunca me he metido a una cama. Creo que tengo el trauma de mis amigas en prepa, llegaban naranjas. Lo que contrasta es que en nuestra cultura, el “moreno” es el naquito y el “blanco” es el nice.
Paco X. Sí, pero en países medio wannabes como el nuestro, el estar bronceado es sinónimo de estatus. “Que tengo dinero para irme de vacaciones cuando yo quiero”. Eso es lo que muchas veces comunicamos con un buen bronceado. O sea, puedo y tengo. Aunque no sea. Muchas veces también por estética, en las mujeres o en la comunidad metrosexual y gay. ¿No has pensado en poner un spa de bronceado,? hoy hablé a uno de mistery shopper y me dicen que van 50 por ciento hombres y 50 por ciento mujeres, ¿qué tal eh?
Anaí Y. ¡Sí no manches! Esta cañón el mercado de hombres respecto a la estética y el estar bien con uno mismo. Yo en lo personal no pondría uno, creo que ya hay mucho de lo mismo ¿no?
Paco X. Sí, son de esos negocios que están medio escondidos, casi clandestinos pero facturan mucho. Nadie va por la calle diciendo que se brocea artificialmente, ¿tú crees que este tipo de cosméticas son un reflejo de la posmodernidad en que vivimos? ¿Estamos en decadencia o debemos ser más abiertos y tolerantes?
Anaí Y. Más bien, creo que siempre ha existido y siempre lo hará… Es parte de la esencia del hombre, solo que ahora es un negocio que factura millones…. Como hemos platicado, ahora el mercado está fragmentado por estilos de vida, y es por eso que no solo debemos ser abiertos y tolerantes, debemos aprovecharlo. Tú, ¿cómo ves el nuevo hombre, te gusta su concepto?
Paco X. Hablo por los hombres de mi generación. Yo creo que bien a bien no sabemos quiénes somos y qué queremos. Somos inseguros y nos hacemos los fuertes, decimos que no nos cuidamos y sí nos cuidamos y hacemos dieta. En fin creo que sería mejor un hombre básico y real, pero no lo veo por ninguna parte.
Anaí Y. Quizás si los hay, y se hacen llamar bohemios o hipsters ¿no? ¿ellos se broncean?
Paco X. Un hipster se broncearía en un spa pero no aceptaría que lo hace. ¿No crees que esto del auto-bronceado sea cosa de no aceptarse a sí mismo como somos?
Anaí Y. Pues sí, ¿no?, es parte del todo… Pero ese mercado funciona, y parte de los deseos más profundo de las personas. Lo que “quiero ser” vende más, de lo que “ya soy”. El “ya soy” es aburrido. Es confianza, seguridad y autoestima. Nadie lo tiene, y si lo tiene lo ignora a propósito. Siempre hay un escalón arriba de donde estamos. Es como las cirugías estéticas, no aceptarse como somos y ¡por algo lo hacemos!
Paco X. Bueno, las tanoráxicas creen que se ven más guapas así. Ni modo, para mí, por ejemplo, no hay nada mejor que una mujer al natural. Tú ¿cómo los prefieres, naturalitos o tanoréxicos?
Anaí Y. A mi naturalitos, bronceados sí, pero naturalitos. En fin, entonces es un mercado que ya existe y además tiene fuerza, pero no sé si cabría un salón más en el mundo… ¿Seguirá existiendo en unos 5 o 10 años? ¿seguirán siendo igual de rentables?
Paco X. Yo creo que más y más masivo. Los tanoréxicos los vamos a ver en todos lados. Va a mejorar la tecnología de bronceado en spas y vas a poderlo hacer mejor y en menos tiempo. No cabe duda, mi mensaje es: acéptense a sí mismos, o que las marcas pongan atención a que los seres humanos somos bien inseguros y que ahí hay un buen mercado de nicho.