Por Paco Santamaría y Anaí Aguilar
Anaí Y. Estoy paranoica. Llego a mi casa a las 18:50 horas, cansada de la escuela pero con prisa. Me preparo un té helado y escojo un paquete de galletas light (porque mi mamá ha decidido ponernos a “dieta”; pero siguen siendo galletas), estoy lista para ver el capítulo final de temporada de mi serie favorita. Dejo mis celulares en silencio, cierro la puerta. Nadie me va a molestar durante una hora. Son las 19:00 horas. Prendo la tele. Todo marcha bien. Apunto el canal indicado, y de pronto, en vez de la introducción de mi serie, aparece un anuncio que promete delinear tu figura, tonificar tus músculos, marcar tu abdomen y si adquieres esos tenis ya, gratis te envían dos videos. ¿Cómo hacerlo? Sólo con una llamada, preguntar por el artículo que promete y las operadoras harán su trabajo……. No puede ser. Me persiguen.
Paco X. Estás hablando del patito feo de la publicidad, los infomerciales. Tengo un amigo guionista reconocido que más de dos años vivió de hacer guiones para infomerciales y lo esconde en lo más bajo de su ser. Le da mucha vergüenza aquella etapa. Todo mundo los critica pero son efectivos y siguen allí. Aprovechando las bajas tarifas de los canales y vendiendo productos que muchos tachan de publicidad engañosa, pero que en momentos críticos atacan nuestros impulsos y a nuestras tarjetas de crédito.
Anaí Y. Es que es impresionante: son cero atractivos, tormentosos, prometen cosas que probablemente no cumplen, y caros (estamos hablando de más de 50 mil dólares mensuales por 2 minutos al aire); pero, eso sí, están en todos lados. No sólo en la televisión, también en la mejor conversación en la fiesta, y lo peor, ves gente conocida con artículos comprados por medio de infomerciales. ¿Qué tan engañosos son frente a los ojos de los mortales y de los mercadólogos?
Paco X. Más que engañosos, diría efectivos. Son productos muy emocionales. Para bajar de peso, ser un buen amante, hacer más atractivo el trasero o aminorar la depresión. Aplican a nuestra desesperación por ser mejores o parecer mejores ante los otros. Hay estudios que indican que 3 de cada 10 artículos se compran por ese canal. Es toda una industria. Genera empleos, como creativos, modelos, técnicos, operadores de call centers. ¿Cómo ves?
Anaí Y. Muy interesante… Te confieso algo, yo sí he vivido la tentación de agarrar el teléfono y comprar algo, aunque viva con el perjuicio y me considere fuera del mercado de los anuncios. Su éxito es atacar, como mencionas, los puntos débiles del hombre: la industria light y la industria sexual. Jaque mate.
Paco X. Sí, que solos estamos y que hambrientos de amor, reconocimiento y cariño.
Anaí Y. Pero eso no te lo dan unas pastillas para enflacar.
Paco X. No eso te lo da el ser, en lugar de tener y hacer cosas. Difícilmente vas a ver este discurso en TV de paga o infomerciales. No compre, no consuma, sólo sea…jajaja, no lo creo.
Anaí Y. Buen punto. Vamos a probar su eficiencia. Dime tres anuncios que te vengan a la mente, menciona el artículo, la marca, y el segmento al que va dirigido.
Paco X. M Force, va dirigido a treintones que necesitan más vigor sexual, ahora sí que cada quien sus placebos.
Anaí Y. “Y uno y dos, y adiós a los brazos de tamalero”…. Ja! Como me gusta ese anuncio. Otro punto son los testimoniales. ¿La gente los creerá? ¿Los tendríamos que creer?
Paco X. Jajajaj, queremos creerlo, como el amor. Queremos creer que existe.
Anaí Y. Oigo mucho drama. ¡Ese es el núcleo de los infomerciales, el drama….. Por eso mueven a la gente!
Paco X. La mayoría de las compras que hacemos son impulsivas y emocionales.
Anaí Y. Sonaste a mi primera clase de mercadotecnia. Por cierto, yo creía que los expertos en esta área conocían perfectamente el secreto de la TV de paga y eran mucho más escépticos que los mortales, hasta que un día mi maestra de merca se atrevió a llevar unos tenis maravillosos que prometían bajar de peso. Mi confianza se destrozó. Triste muy triste. A partir de ese momento creo en la fuerza de los infomerciales.
Paco X. Si no fueran efectivos, no seguirían existiendo. Y todo lo que los rodea. Es más, dicen que Obama ganó muchos votos gracias a su infomercial y el fenómeno 2.0
Sobre los autores de este texto…
Paco Santamaría (especialista en youth marketing) tiene 36 años y es sagitario. Estudió comunicación y un posgrado en producción audiovisual en Madrid, España. Ha sido telefonista en atención a clientes, entrenador y facilitador, consultor, maestro, analista, gerente, director, vendedor, documentalista, productor, periodista, bar tender, mesero, copy, mercadólogo, freelance, investigador, RP y empresario. Es un sibarita de tiempo completo y un soñador.
Anaí Aguilar tiene 19 años y es virgo. Estudia creación y desarrollo de empresas. Su crecimiento personal empezó hace cinco años como niñera, su crecimiento espiritual hace dos años con clases de yoga, su crecimiento profesional hace tres años en una empresa de publicidad, y su crecimiento intelectual hace un año en la universidad. Hoy, es una soñadora pero activista, que cree en la energía positiva de la gente.