Por Paco Santamaría y Anaí Aguilar
Paco X. Sí, quizá ya era hora de hablar de esto, lo voy a poner en mayúsculas para que veas cuanto nos pesa a los de mi generación, COMPROMISO. Así es, el compromiso contigo mismo, con otro, con otros, con la familia y con el trabajo. A mi esta palabra me la vendieron con dos valores. Es un yugo o la realización ¿Cómo vives el compromiso a tu edad?
Anaí Y. ¡Uy! El compromiso… yo nací con un compromiso mucho más light, un compromiso mutado con un poco de diversión. Eso que fui a una escuela tradicional y nos inculcaron ese concepto de una forma muy sutil. Por lo mismo, nosotros somos una generación más comprometida o por lo menos eso creemos: comprometidos con el medio ambiente, con la sociedad, con nuestra gente, con nuestro cuerpo, con nuestra mente. A ustedes, al parecer, les pesa más esta palabra, ¿les da pánico?
Paco X. Más que pánico yo creo que no sabemos muy bien lo que es. O nos vendieron otra cosa como compromiso, una palabra marca llamada compromiso que implicaba éxito profesional, dinero, matrimonio, estatus social y mucha responsabilidad no necesariamente compartida.
Anaí Y. La respuesta a esa ignorancia es la indiferencia. Es muy mexicano, una cultura indiferente. ¿Por qué nuestro talento lo queremos desarrollar fuera de México, cuando deberíamos estar comprometidos con impulsar nuestra cultura? ¿Qué tan indiferente eres, con la realidad, no solo con la tuya?
Paco X. Muchos como yo, más que compromiso con México, estamos cuidando nuestro futuro, hacemos lo que podemos, correteamos la chuleta, sobrevivimos. Tenemos un compromiso con nosotros mismos.
Anaí X. ¿Alguna campaña publicitaria que te venga a la mente al hablar de compromiso?
Paco X. Puedo citar a muchas, pero de falsos compromisos. El compromiso real no existe y si existe sólo lo tienes contigo mismo….”Todo mundo tiene un Jetta…Soy Totalmente Palacio…Yo soy Telcel”…son campañas que atacan mucho el falso o no sentido de pertenencia.
Anaí Y. El compromiso real si existe, simplemente no lo ves. Un “tienes el valor o te vale” o “Iniciativa México” incita al compromiso de los mexicanos o ¿qué tal un compromiso con la selección mexicana de fútbol: “el fútbol nos une”? ¿Es válido?
Paco X. Por ejemplo, lo de Iniciativa México se me hace algo muy inteligente por parte de las dos grandes televisoras para legitimarse, con un timing perfecto. Justo antes del mundial. Cuando todos nos unimos bajo una misma sombrilla, la selección mexicana. No importa que seas perredista, panista, príista o verde. Felicito a los de Iniciativa México por su estrategia de buen marketing para legitimar a marcas y medios que han perdido la credibilidad. Pero no me la creo mucho. Mejor cambiemos de fondo al país, erradicando vicios y corrupción y no con una campaña que sólo es forma y poco fondo.
Anaí X. Por algo tenemos que empezar, no puedes tener miedo al compromiso un día y aferrarte a él el día siguiente. Yo creo que es importante identificar por que corremos de esta palabra. Es esta impotencia de sentirte inútil cuando empiezas a ver la gran bola de hechos, errores tuyos o ajenos, en donde no encuentras principio ni fin. Te sientes débil. Sin herramientas. Yo sí creo en la fuerza de la mercadotecnia, de los medios (bien manejados, por supuesto) para crear movimientos que aterricen en el compromiso. Tú, por lo visto, no. ¿Entonces qué harías para firmar tu compromiso y el de 120 millones de personas?
Paco X. Establecer un fin común que sea afín a todos. Mi generación no se compromete porque siempre está esperando the next big thing que por cierto, tengo malas noticias: nunca va a llegar. El único compromiso válidos es contigo mismo, como persona. No sean alérgicos a ese compromiso.
Sobre los autores…
Paco Santamaría (especialista en youth marketing) tiene 36 años y es sagitario. Estudió comunicación y un posgrado en producción audiovisual en Madrid, España. Ha sido telefonista en atención a clientes, entrenador y facilitador, consultor, maestro, analista, gerente, director, vendedor, documentalista, productor, periodista, bar tender, mesero, copy, mercadólogo, freelance, investigador, RP y empresario. Es un sibarita de tiempo completo y un soñador.
Anaí Aguilar tiene 19 años y es virgo. Estudia creación y desarrollo de empresas. Su crecimiento personal empezó hace cinco años como niñera, su crecimiento espiritual hace dos años con clases de yoga, su crecimiento profesional hace tres años en una empresa de advertising, y su crecimiento intelectual hace un año en la universidad. Hoy, es una soñadora pero activista, que cree en la energía positiva de la gente.
