Quién lo diría… Hace un año Netflix estaba en el foco. Ya antes había causado gran discusión en el Festival de Cannes al negarse a cumplir con el periodo que piden entre el estreno de un filme en salas y en plataformas, que le ocasionó quedar fuera más de un año; ahora la cuestión era su fuerte presencia en los premios de la Academia, los famosos premios Oscar, en los cuales resultó ser el estudio con el mayor número de nominaciones (24), aunque no necesariamente el de victorias (2). Ahora el panorama es muy distinto.
Este año, dadas las inesperadas condiciones que la pandemia ha ocasionado, la Academia se vio forzada a aceptar, por única ocasión, que filmes estrenados únicamente en plataformas puedan competir, eliminando con ello el requisito de un estreno de al menos siete días en una sala de Los Ángeles y para cuyo cumplimiento Netflix tiene en planes adquirir el Teatro Grauman. Igualmente movió a abril la fecha de la ceremonia y realizó un par de ajustes más, sosteniendo hasta hace poco que será presencial. El movimiento, indica, responde a un momento muy específico y les dará oportunidad a los filmes que sin duda se han visto muy afectados; algunos estaban en producción, otros por estrenar.
La realidad es que más allá de las súper producciones, que en su mayoría se reagendaron (saldo “Tenet” y “Mujer Maravilla 1984”), el riesgo para las cintas que compiten en la temporada de premios ha sido menor al menos en términos comerciales; muchas de ellas tienen presupuestos mucho más reducidos. Algunas han podido estrenarse, a sabiendas de que, en cualquier caso, no deben recaudar grandes montos y, mejor aún, que si obtienen nominaciones volverán a las salas o captarán de nuevo atención y conseguirán incrementar sus ingresos. Ahora, para Netflix es un panorama aún más alentador.
En los últimos años, la plataforma ha adquirido en la industria un rol similar al que Miramax tuviera en los 90’s, volviéndose el estudio que apoya a directores con proyectos ambiciosos (“El irlandés” de Martin Scorsese) o arriesgados (“Roma” de Alfonso Cuarón) dándoles libertad creativa. En el último par de años su presencia ha sido cada vez más notoria, pero no ha conseguido hacerse mayormente con los premios. En 2021, tan sólo para la categoría principal, Netflix tiene como candidatas fuertes a “Mank”, “El juicio de los 7 de Chicago” y “La madre del blues”, a las que se suman otras tantas que podría hacerse también de un lugar ahí y/o en otras categorías como “5 sangres”, “Cielo de medianoche”, “Fragmentos de una mujer”, “La vida ante sí”, “El baile”, “The White Tiger” y “Pienso en el final, sin mencionar la rama de documentales (“Dick Johnson is Dead”) o película animada (“Más allá de la luna”). El talento involucrado en ellas, desde luego, también está en la mira (Meryl Streep, Sophia Loren, David Fincher, Viola Davis, Chadwick Boseman, Gary Oldman). Variety incluso ha señalado que la plataforma podría conseguir la poco frecuente hazaña de hacerse de todas las nominaciones en una categoría, así como su primera victoria en el premio principal.
De ganar, estaría siendo de gran relevancia para Netflix y el streaming en general, aunque seguiría dejando sobre la mesa los otros aspectos que se le han criticado puesto que no trabaja como un estudio regular al no reportar de manera clara qué se ve y cuánto se ve (como sucede con la taquilla) y, desde luego, está el eterno debate de si la experiencia del cine es igual o indistinta de dónde se vea. En cualquier caso y aunque la temporada de premios apenas empieza en este año, los cambios en la industria siguen y el debate está lejos de terminar.
