Por Alan Campos
Twitter: @giallor84
Correo: [email protected]

La UEFA Champions League se encuentra en sus fases finales y este miércoles por la tarde, aproximadamente a las 4 de la tarde (entre media hora y 45 minutos más tarde dependiendo de si hay tiempos extra y penales), conoceremos a los Semifinalistas del torneo de clubes más importante del mundo.

Precisamente al llegar a estas instancias es que comienzo a recordar el torneo del año pasado, debido a mi afinidad por el Chelsea, club que resultó campeón en la edición del año anterior, y no puedo evitar darme cuenta que el futbol funciona como cualquier otro negocio, y me refiero exclusivamente a lo que acontece dentro del terreno de juego ya que es obvio que fuera del mismo todo está relacionado con el dinero, permítanme explicar.

Todos los equipos tienen un director técnico que plantea la estrategia a seguir dependiendo de muchas situaciones, el rival a enfrentar, el clima, los jugadores de los que dispone, la cancha donde jugará (local o visitante), las condiciones de la cancha, en fin, un sinfín de variantes. Posteriormente se encuentran los jugadores que representan al equipo de trabajo que deberán de colaborar los unos con los otros para conseguir la victoria al final del día.

Y al igual que en el mundo de los negocios tenemos a las PyMES, que cuentan con recursos limitados, y a las grandes transnacionales, que son monstruos como el Barcelona, Real Madrid, Manchester United o Chelsea, y a los cuales todas la PyMES aspiran a conseguir.

Otra similitud que existe entre ambos mundos es que, tanto en el mundo de los deportes, como en el de los negocios una decisión errónea o correcta puede significar la diferencia entre embolsarse una gran cantidad de dinero y quedarse a la orilla del negocio de la vida.

Pero pongamos un ejemplo para que esto sea más claro, continuando con la edición 2011-2012 de la Champions League nos encontramos con que Chelsea se enfrentó al Barcelona en las Semifinales del torneo, eliminando al conjunto catalán, sin embargo Lionel Messi tuvo en sus pies la posibilidad de poner al equipo español en la Final desde el punto de penal tiro que falló sentenciando a la postre la eliminación de su equipo; aquel envío fallado le significó al Barcelona ganar ‘únicamente’ 54 millones de dólares, suma que de haber clasificado a la Final hubiera tenido un incremente de 1.6 mdd.

Asimismo durante el tiempo extra de la Final el holandés Arjen Robben tuvo la posibilidad de ganar el partido para el Bayern Munich desde el punto de penal, en esa ocasión el arquero del Chelsea, Petr Cech, adivinó la dirección del disparo evitando el gol que hubiera significado la derrota de su equipo. Aquel gol errado costó al conjunto bávaro 24.2 millones de dólares; pues el Chelsea se embolsó, en su calidad de campeón, 80 millones de dólares, mientras que el Bayern Munich sólo se obtuvo 55.6 como subcampeón del certamen.