Estamos a punto de vivir un punto de inflexión en la industria del fútbol y el deporte. Hace unos días, un video se hizo viral en México donde se solicitaba un sueldo estándar de 50 mil pesos para las jugadoras de la LigaMX Femenil, situación que abrió nuevamente el debate sobre si los salarios y condiciones de las futbolistas deben ser dictados por el libre mercado o por un mecanismo regulatorio. Las voces no fueron pocas en todos los sentidos y en mi punto de vista, creo que el tema no se puede tomar a la ligera y que es muy bueno que se ponga sobre la mesa; es muy necesario que sea debatido. Y más recientemente, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha amenazado con no transmitir la Copa del Mundo Femenil en cinco países europeos a menos que las televisoras mejoren sus ofertas por los derechos de transmisión. Según Infantino, las ofertas provenientes de Europa son decepcionantes y constituyen una cachetada a las jugadoras y a todas las mujeres del mundo”. Además, afirmó que es una obligación moral y legal de la FIFA no infravalorar; el evento. Es algo que no se puede dejar pasar por alto. Una vez más, se destaca la disparidad en el valor que se le da a los deportes femeninos en comparación con los masculinos. Es evidente que la FIFA está tratando de abordar esto mediante la separación del proceso de licitación de los derechos de la Copa del Mundo Femenil y, al presionar a las televisoras para que mejoren sus ofertas, podría ayudar a aumentar el perfil del femenil y a atraer más inversión y con ello, mayores patrocinios. Infantino también destaca en esta ocasión (como en otras anteriores), que todos los ingresos de televisión del torneo se invertirán en el fútbol femenil, lo que podría ayudar a mejorar la infraestructura, los salarios de los jugadores y el interés de los aficionados. Esto, a su vez, podría hacer que el fútbol femenil sea una propuesta más atractiva para los poseedores de derechos y patrocinadores. No podemos olvidar y dejar de lado el creciente interés en el fútbol femenil, con audiencias globales récord en los últimos torneos y un aumento de la audiencia, por ejemplo, en el Reino Unido. Esto sugiere que hay una audiencia potencial significativa y que se podría estar perdiendo un mercado lucrativo. Especialmente si pensamos que la esencia del deporte y las emociones que genera, tienen componentes universales que despiertan el interés del ser humano, independientemente del género o del nivel. Ver el enfrentamiento de dos fuerzas opositoras es atractivo para el ser humano, y desde mi perspectiva, fútbol es fútbol y puedes emocionarte de la misma manera si realmente empiezas a seguir un equipo, femenil, varonil, infantil. El deporte por sí mismo, es una máquina de emociones. Para dar más contexto, en el pasado los derechos de transmisión de la Copa del Mundo Femenil se ofrecían en conjunto con otros eventos, incluida la Copa del Mundo varonil. Pero ahora la FIFA ha separado el proceso de licitación y pide mejores ofertas para la transmisión de la copa femenil. En la actualidad, las emisoras europeas ofrecen a la FIFA entre uno y 10 millones de dólares por los derechos de transmisión por la final, mientras que ofrecen entre 100 y 200 millones de dólares por la varonil. Situación qué puede justificarse y entenderse desde la perspectiva del mercado actual. Si entendemos como “mercado” a gente que QUIERE y gente que PUEDE consumir un producto o servicio, la brecha tiene sentido. Sin embargo, si regresamos a las bases de la mercadotecnia deportiva, la generación de mercado también es parte del proceso. Y en cuanto a las mujeres aún queda mucho margen por crecer en todo sentido. De tal forma, que más allá de la rentabilidad, se tendría que pensar en términos de inversión a largo plazo, más que en el resultado de lo que el mercado hoy puede ofrecer. Es el punto medio entre ofrecer sueldos regulados/mandatorios y ofrecer sueldos acordes al mercado/rentabilidad actual. Hay que invertir en el fútbol femenil, pero hay que hacerlo de forma inteligente. El fútbol (varonil y
femenil) tiene una gran oportunidad de crecer si atrae al mercado femenino. El fútbol como deporte, tiene que encontrar las formas de aumentar las audiencias femeninas y por supuesto que el fútbol femenil puede ser un vehículo para ello. Se menciona mucho la cantidad de asistentes y récords de audiencia y rating de las competiciones femeninas, pero poco se dice de la composición de esa audiencia, que en el
caso del fútbol femenil suele ser más mixta, sin embargo a nivel global, son más los varones que ven el fútbol femenil. La oportunidad de negocio está en atraer a las mujeres al fútbol, al varonil y al femenil. En México y Latinoamérica se ha observado que en los últimos años ha habido un cambio en la distribución de la toma de decisiones de gasto en los hogares, con un aumento en el número en los que las mujeres están tomando decisiones financieras importantes. Esto es debido a varios factores, como el aumento de la participación de las mujeres en la fuerza laboral y su mayor nivel educativo; por lo tanto el gasto destinado al ocio y al entretenimiento empieza a pasar mucho por la decisión de compra de las mujeres.
Y esto nos plantea que una buena visión debería ir encaminada a construir un fútbol accesible para ellas desde todos los puntos de vista, y especialmente de quienes juegan y de quienes estarían dispuestos a pagar por verlas jugar. Y ahí es donde está el espacio de crecimiento.
Para la FIFA, esta situación representa un gran desafío y una gran oportunidad. La organización tiene la responsabilidad de promover el fútbol femenil y de garantizar que las jugadoras reciban el reconocimiento y la compensación que merecen. Al mismo tiempo, tiene la oportunidad de capitalizar el creciente interés y de atraer nuevos patrocinadores y broadcasters.
Para lograr esto, se debe trabajar en estrecha colaboración con los organismos rectores nacionales y regionales del fútbol para desarrollar estrategias efectivas de promoción y comercialización. La narrativa tiene que abordar también las emociones que genera el juego y no solo limitarlo a la comunicación basada solamente en equidad de género o empoderamiento de la mujer. Ya no basta con un tema de concientización o de elementos más relacionados con campañas de responsabilidad social. Se trata de llegar lo más lejos posible, tener el mayor alcance posible, posicionar un nuevo producto emocional.
Cierto, en esa búsqueda del punto medio se deben generar estándares de compensación justa y equitativa para las jugadoras, para rendir profesionalmente necesitan tener cubiertas ciertas necesidades más allá de lo básico para que se considere como un trabajo, profesional. Es muy complejo proponer una solución universal, pero considero que es momento de “apostarle” al femenil, pero apostar de verdad. Con miras a un gran negocio, no solo a cumplir con una cuota de responsabilidad social empresarial.
Con esta situación, la FIFA tiene la oportunidad de liderar la transformación del fútbol femenil y de impulsar el cambio en todo el mundo del deporte. Este punto de inflexión, puede crear un futuro más equitativo y justo para el fútbol femenil y para las mujeres en el deporte. Con la Copa del Mundo a la vuelta de la esquina, se nota que llegó el momento de actuar y de demostrar el real compromiso con la equidad, pero también actuar pensando en un negocio a futuro que es a todas luces brillante.