Las compras por impulso no suelen beneficiar el bolsillo del consumidor, ya que es un gasto que no tenían contemplado y, a pesar de esto, son una forma en la que el público conoce nuevos productos. Lo cual da paso a que las marcas capturen mayor cantidad de clientes.
Las compras por impulso, como su nombre lo dice, no son planeadas, asimismo, parte de ellas está orientada por tácticas de neuromarketing que se centran en los elementos que capturan la atención del consumidor, como por ejemplo, la posición de los productos dentro del punto de venta, factores promocionales o diseño de la envoltura.
De acuerdo con datos de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en México el 20 por ciento de las adquisiciones en supermercados son originadas por las compras por impulso, las cuales se rigen por el precio de la mercancía y la distancia la que están los productos. Sobre este último factor, estudios de Nielsen Company indican que el 63 por ciento de las firmas comerciales que sobresalen en el punto de venta se dan a causa de un buen acomodo dentro del anaquel.
En cuanto al precio del producto, datos de Journal of Marketing Research añaden que gran parte de las compras que se dan por impulso tienen relación directa con la capacidad adquisitiva que tiene el cliente. A pesar de que el libro”Por qué compramos” señala que, a nivel general, el 70 por ciento de este tipo de compras no son planeadas, se espera que le efectividad del producto comprado capture la preferencia del consumidor.