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La sustitución de pescados se da principalmente en pescaderías, restaurantes y supermercados
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Esta práctica concentra el 30 por ciento en la CDMX, Mazatlán y Cancún
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La tecnología digital podría ayudar a combatir esta mala práctica
Con la semana santa a la vuelta de la esquina el interés sobre los productos del mar se incrementan, derivado de la estacionalidad así como de las creencias religiosas, por lo tanto, desde la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) entre otras instancias se ha dado seguimiento a la venta y consumo de estas mercancías.
Sin embargo, lo hasta ahora reportado no es positivo ya que múltiples medios indicaron que debido a intereses económicos, los pescados más sustituidos son el marlin, con un 95 por ciento, el pez sierra con un 89 por ciento y el mero con un con un 87 por ciento; de tal forma que lo que paga el consumidor por lo que realmente recibe es una gran diferencia.
Desde Infobae se indica que en el país, el kilo de mero tiene un precio de 579 pesos, precio sustancialmente superior al pescado que lo sustituye, y que cuesta 91 pesos por kilo. A su vez, el huachinango, cuyo precio por kilo ronda los 600 pesos es cambiado por bagre, el cual cuesta 53 pesos el kilo.
Asimismo, uno de los principales problemas que enfrenta la autoridad, sostiene el medio, va de la mano en saber cuál es la parte en la cadena de valor que una a la pesca con el consumo final es en la que se produce la negligencia.
En tanto un informe del Universal refiere que la Ciudad de México, Mazatlán y Cancún, concentran el 30 por ciento de este fenómeno; a su vez, las pescaderías son los espacios de venta en donde más se registran este tipo de casos con un 36.4 por ciento, seguido de los restaurantes con un 33.5 por ciento, al tiempo que en los supermercados este caso se replica en un 16.6 por ciento.
De igual forma, se informó que dentro de los métodos más comunes en los que se da la sustitución es de forma inocente, esto significa que el vendedor también es engañado y comercializa un producto falso como si fuese real.
Mientras que, la forma consciente es aquella en la que el vendedor sabe qué especie es, pero engaña al cliente para ahorrar dinero. Al igual existe la forma justa, en la que el comercializador da al cliente un producto de la misma calidad pero menos conocido.
Por lo tanto, para poder cerciorarse de que realmente se está adquiriendo el producto deseado, la tecnología digital es una forma para poder rastrar el producto; en tanto algunas otras acciones que se recomendaron desde los diversos reportes de prensa es frenar la sobrepesca y la pesca incidental.
Participación del Gobierno.
Otro factor que los expertos en el tema coincidieron es que las autoridades indiquen a través de etiquetas qué se está comiendo de forma más precisa a como lo viene haciendo.
Prueba de que la intervención de la administración es necesaria tiene que ver con lo realizado por la Profeco con el atún y la información que se dio a conocer en la que se mostró que algunas marcas contienen soya sin que se precise al consumidor la cantidad de la misma.
La acción demostró que en algunas de las presentaciones contenían hasta 62 por ciento de soya en masa drenada.