Jennifer Barba Smith Socia Fundadora FRAME CONSULTING
El éxito y el fracaso son dos caras de la misma moneda. Si bien celebramos y veneramos el éxito; el fracaso lo vemos con decepción y frustración. Sin embargo, lo que se nos escapa, es que el fracaso no es el final del camino, sino una parte necesaria del viaje hacia el logro. De hecho, el fracaso sirve para confirmar que estás activo, empujándote más allá de tu zona de confort.
¿Cómo podemos aprovechar el potencial transformador del FRACASO como un catalizador para alcanzar nuevas alturas?
Un ERROR del marco conceptual
Cuando nos avergonzamos del fracaso y lo conceptualizamos como perder; dejamos ir una oportunidad para crecer. Cuando cambiamos nuestra perspectiva podemos esculpir nuestro carácter, fortalecer nuestra determinación, y realmente lograr nuestros objetivos.
¿Qué si cambiamos el marco conceptual? Piensa en el primer capítulo de una novela en donde la protagonista se enfrenta a desafíos aparentemente insuperables. En esta narrativa, el fracaso se convierte en un catalizador de transformación. Con cada obstáculo, reúne fuerzas, coraje y determinación. El fracaso, en lugar de definirnos, se convierte en un trampolín hacia la transformación.
INSPÍRATE EN EL FRACASO
Los personajes que más nos inspiran han aprovechado el poder del fracaso. J.K. Rowling es un buen ejemplo, antes de crear el mundo mágico de Harry Potter, se enfrentó a innumerables rechazos de editores escépticos. Sin embargo, Rowling se negó a dejar que el fracaso fuera el capítulo final de su historia. Se aferró, encendió su resiliencia y reescribió su manuscrito, dando como resultado un fenómeno global que capturó los corazones de millones de personas.
Thomas Edison es otro genio que fracasó varias veces en el viaje de inventar el foco. Ante cada revés, se negó a desanimarse, y decía: “No he fallado. Acabo de encontrar 10,000 maneras que no funcionan.” La determinación de Edison y su capacidad de transformar el fracaso en progreso revolucionó el mundo de la tecnología.
Hay muchos individuos extraordinarios que sirven como faros, que nos inspiran en el camino de mejora. Recuerdan que el fracaso no es un destino final, sino un punto de inflexión fundamental, una oportunidad para redefinir nuestro propósito y repensar nuestros objetivos.
Cuando logramos ver la retroalimentación negativa como una oportunidad de transformación (y sacamos el ego de nuestro camino), el miedo al fracaso pierde el control, y se transforma en un lienzo para pintar resiliencia, ingenio y la creencia inquebrantable en nuestras habilidades. El fracaso se convierte en un rito de iniciación, un paso necesario para poder evolucionar. Los desafíos se convierten en meros desvíos en el camino hacia el éxito, ajustamos nuestras estrategias, refinamos nuestros enfoques y persistimos.
Alimentarse del Fracaso: Ejemplos de productos y marcas WD-40
¿Alguna vez te has preguntado de dónde sacó su nombre este aceite súper útil? El nombre viene del hecho de que la fórmula representa el cuarentavo intento de crear un disolvente desengrasante que protegiera contra la oxidación. Aunque originalmente se usó en la industria aeroespacial, los mismos empleados lo utilizaron tanto que se empaquetó en latas de aerosol y se introdujo a la venta en 1958. ¿Y si se hubieran rendido después de 39 intentos?
Los Marcapasos
Los marcapasos eran enormes, del tamaño de las televisiones. Wilson Greatbach cometió un error que revolucionó la medicina. Al construir un dispositivo de grabación del ritmo cardíaco, sacó la resistencia del tamaño incorrecto y la conectó al circuito. Cuando se instaló, se dio cuenta de que sonaba como un latido del corazón humano. Lo trabajó y miniaturizó el dispositivo a dos pulgadas cúbicas. El resultado fue un marcapasos implantable, que desde entonces ha salvado miles de vidas.
Aspiradoras Dyson
Hoy las aspiradoras Dyson son de las más vendidas de todos los tiempos. Pero el camino del fundador James Dyson hacia la cima estuvo repleto de fracasos. Probó 5,271 prototipos antes de encontrar uno que funcionara, pero incluso, ninguna empresa quería licenciar y fabricar su producto. Como resultado, en 1993, creó su propia operación; y dos años después, las aspiradoras Dyson fueron una sensación mundial, demostrando que vale la pena nunca darse por vencido.
Construir resiliencia: Seguir adelante frente al fracaso
La resiliencia es lo que separa a los que se desmoronan, de los que se levantan. La resiliencia es la capacidad de recuperarse, adaptarse y superarse frente a la adversidad. Es una habilidad que se puede cultivar y perfeccionar. Para navegar los momentos más oscuros, la resiliencia es la luz que nos alienta. Hay varias maneras de cultivar RESILIENCIA:
- En lugar de deprimirse cuando cometes un error, considera: ¿qué puedo aprender?
- Analiza donde fallaste y piensa ¿qué puedo mejorar?
- Ábrete a la retroalimentación, no es personal, ¿en dónde está la oportunidad de cambio?
- Vuelve tu pensamiento más flexible; no te ahogues en la negatividad
- En lugar de empezar tus oraciones con “el problema es” comienza por “la solución es…”
Los desvíos son temporales y nos guían hacia oportunidades nuevas e imprevistas. Esta mentalidad nos permite navegar a través de la incertidumbre y seguir adelante con una determinación renovada.
Esto implica fomentar una perspectiva positiva, centrándose conscientemente en la gratitud y buscando los aspectos positivos en las situaciones más desafiantes. Nuestros cerebros son como los músculos, los tenemos que entrenar a replantear los pensamientos negativos por pensamientos que nos empoderen.
No trates de cambiar todo a la vez; establece expectativas realistas. Rodéate de una red de apoyo, busca orientación en amigos, mentores o una comunidad que empatice con tus desafíos. Al compartir abiertamente nuestros fracasos y recibir aliento de aquellos que realmente empatizan, podemos encontrar la fuerza para seguir adelante.
No trates de cambiar todo a la vez; establece expectativas realistas. Rodéate de una red de apoyo, busca orientación en amigos, mentores o una comunidad que empatice con tus desafíos. Al compartir abiertamente nuestros fracasos y recibir aliento de aquellos que realmente empatizan, podemos encontrar la fuerza para seguir adelante.
El fracaso no es un reflejo de nuestro valor o capacidades. Es una confirmación de que estamos VIVOS y nos negamos a vivir en la comodidad pasiva, buscando siempre mejorar, transformarnos en algo mejor.