En la actualidad, el activismo se ha convertido en una poderosa arma para conectar con los consumidores. La exigencia de las audiencias para que las marcas se mantengan al día y dentro de las conversaciones que atañen a las necesidades de las personas más allá del consumo se ha convertido en una oportunidad a capitalizar dentro de las estrategias de mercadotecnia.
Conclusiones entregadas por eMarketer, las cuales indican que el 50 por ciento de los consumidores reconocer haber comprado por lo menos alguna vez en función de los valores éticos de las marcas, mientras que el 56 por ciento de los mismos afirma que dejaría de comprar algún producto si considera que la empresa que lo respalda carece de ética.
Así, el 67 por ciento de los responsables de mercadotecnia creen que los valores cambiantes están haciendo que las marcas se interesen más por la responsabilidad corporativa y el marketing basado en valores, de acuerdo con cifras de 4A.
De tal suerte, la frase “el sexo vende” se ha modificado por “el activismo vende”. La premisa se sustenta con resultados de estudios como aquel publicado en el International Journal of Advertising, en el cual el profesor de la Universidad de Minnesota, John Wirtz, descubrió que aunque las audiencias recuerdan con mayor frecuencia los anuncios con elementos sexuales más que los que no los tienen, dicho efecto no se extiende a las marcas o productos que aparecen en dichas ejecuciones. ¿Pero qué pasaría si ambos conceptos se combinarán?
Valores como la confianza (87 por ciento), transparencia (73 por ciento) y respeto a los consumidores (67 por ciento) son atributos fundamentales para lograr verdaderas conexiones con los públicos meta, según un reciente estudio firmado por GfK.
Desde Australia ha surgido un movimiento en redes sociales -específicamente en Instagram- denominado No Bra Club, en el cual cientos de usuarias -dentro de las que se cuentan algunas celebridades e importantes influencers- han decidido subir fotografías en las que aparecen sin sostén portando, en su mayoría, playeras bancas con el nombre de la iniciativa.
El movimiento se vende como una iniciativa que exige la eliminación de la censura sobre la imagen y cuerpo femeninos, con lo que otras frases como “¿Mi busto te ofende?” y “Libertad para vestir como quiero” son parte de los mensajes que acompañan las singulares publicaciones.
Una publicación compartida por OSCAR K.K.T. LTD® (@oscarkkt) el
Una publicación compartida por Aloha Freedom ? (@aloha.freedom) el
Lo interesante del caso, es que la campaña que por muchos medios es catalogada como una iniciativa pro feminista, está asociada a una firma de lencería que vende las camisetas y de más prendas que utilizan las seguidoras del supuesto movimiento en precios que van desde los 19 dólares a los 70 dólares.
Aunque las intenciones de esta tendencia no quedan claras, no resulta descabellado pensar que podría tratarse de una acción de mercadotecnia que busca explotar lo mejor del activismo y la sensualidad a favor de su marca, hecho que aunque contradice ambos conceptos podría funcionar bien de momento.