Y es que a mi generación (y muchas de las siguientes), mientras nos hacemos como personas, formamos nuestros conocimientos y valores, no se nos enseña, ni en nuestra casa ni en las aulas escolares acerca de educación financiera, de lo que es un presupuesto, cómo hacerlo, cómo manejar nuestros ingresos y cómo controlar nuestros gastos.
No es sino hasta la universidad, dependiendo de la carrera que uno escoja estudiar (para los que tuvimos la dicha de poder tener una formación profesional) cuando nos hablan de estos temas tan importantes y que formarĆ”n parte del resto de nuestras vidas, pero para aquellos que no pudieron acceder a una carrera universitaria o que estuviera relacionada con ānĆŗmerosā, las finanzas se aprenderĆ”n empĆricamente y a travĆ©s de la experiencia que viene dada por muchos errores.
Es por esto que desde hace ya algĆŗn tiempo vengo levantando la voz acerca de la importancia de comenzar la educación financiera, como materia obligatoria, en edad escolar. AsĆ como recibimos asignaturas de geografĆa, de matemĆ”ticas, de ciencias, de historia, entre otras, deberĆamos recibir clases de finanzas personales en primaria y finanzas empresariales o de emprendimiento en secundaria, de manera que cuando salgamos al ruedo de la vida estemos formados para comenzar nuestros proyectos y no cometamos tantos errores.
A pesar de que la bancarización y la utilización de sus servicios y productos ha venido aumentando con los años, la educación financiera no crece, y es que el avance no es directamente proporcional a la utilización de productos bancarios. ¿Qué hacemos dÔndole un crédito a una persona que no sabe utilizar el dinero para su emprendimiento? ¿De qué nos sirve que una persona tenga una o varias cuentas bancarias si no sabe hacer un presupuesto familiar y se gasta la mayor parte de sus ingresos en compras innecesarias?
Adicional a esto, la educación financiera serĆ” la que acabarĆ” con esos viejos mitos donde se endemonia al dinero, ālos millonarios no van al cieloā, ālos millonarios son malosā, āel dinero es sucioā, āsi tocas un billete luego lĆ”vate las manosā, entre otros muchos que seguramente habremos escuchado de nuestros padres o abuelos y que a pesar de que no los creamos se han quedado en nuestro inconsciente de manera involuntaria.
Educación financiera como modelo de desarrollo para la región
En un informe preparado por la Fundación PwC y la Fundación para la Educación en Contabilidad y Administración de Empresas (Contea) se seƱala que āLa educación económico-financiera permite dotar a los individuos de autonomĆa e independencia potenciando su autoestima, la ambición y mejorando en consecuencia la inclusión social y calidad de vida de los ciudadanos. La formación financiera se debe ver como una herramienta bĆ”sica para el progreso y crecimiento inclusivo y económico de los paĆses tanto a nivel individual como empresarialā.
Ya desde antes del aƱo 2011 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) viene trabajando en un plan para la educación financiera en nuestra región, producto del bajo nivel en este sentido y el crecimiento en el uso de productos bancarios, plan que fue revisado y conversado con todos los paĆses de LatinoamĆ©rica y cada uno comenzó a adaptar e inclusive a desarrollar su propio plan.
SegĆŗn el Informe de la OCDE, en MĆ©xico, se creó en el 2011 el ComitĆ© de Educación Financiera quien desarrolló una estrategia nacional fundamentĆ”ndose en la necesidad de complementar las iniciativas de inclusión financiera nacionales diseƱadas para incrementar la proporción de la población con acceso y uso de los servicios financieros, pero a pesar de los sustanciales resultados obtenidos en tĆ©rminos de acceso y oferta de producto, las autoridades pĆŗblicas, guiadas por la SecretarĆa de Hacienda y CrĆ©dito PĆŗblico (SHCP), advirtieron que las polĆticas de educación financiera a largo plazo eran necesarias para complementar los esfuerzos y propagar el uso responsable de los servicios financieros.
Según el referido Informe, entre los objetivos de la estrategia nacional mexicana se encontraba el mejor uso del presupuesto personal y del hogar, el aumento de la tasa de ahorro gracias al crecimiento en la utilización de los productos existentes de ahorro formal (incluido el uso de productos de ahorro a largo plazo e inversión), la inclusión de la educación financiera en los colegios y el empoderamiento de los consumidores con el objeto de que estén mejor capacitados al momento de relacionarse con los diferentes proveedores de estos servicios.
AĆŗn asĆ, la Encuesta Nacional de Educación Financiera (ENEF) del aƱo 2018 indica que mĆ”s del 65% de la población no elabora un presupuesto o no mantiene un registro de ingresos y egresos y ademĆ”s seƱala que aquellas personas queĀ afirmaronĀ llevar un presupuesto en casi el 60% lo llevan en forma mental.Ā
En AmĆ©rica Latina, sólo cinco paĆses tienen ENEF propiamente descritas: Brasil, Chile, Colombia, MĆ©xico y PerĆŗ. En cada una de estas encuestas se han formulado objetivos generales y especĆficos, que se distinguen principalmente en su enfoque principal. En general las instituciones responsables del desarrollo de las estrategias nacionales son: los bancos centrales, las superintendencias, los ministerios de educación y finanzas/economĆa, los aseguradores de depósitos y las agencias gubernamentales.
Una buena gestión de las finanzas personales es vital para afianzar la salud económica de la sociedad, existe una correlación entre la formación financiera, el hÔbito de ahorrar que desarrollan sus ciudadanos y el alejarse de las drogas y las apuestas al afianzarse la conciencia de consumo responsable. Es en la infancia donde se comienzan a cosechar las formas de pensamientos que orientarÔn el relacionamiento de las personas con su entorno, por lo que se recomienda inculcar hÔbitos financieros desde el mismo momento en que el niño comprende que toda acción tiene una consecuencia y qué mejor sitio que las instituciones educativas, donde los niños pasan gran parte de su tiempo.
Por James HernƔndez, presidente y cofundador de Trust Corporate.