Con el advenimiento de la onda saludable en la alimentación occidental: los veganos, todo bajo en calorías, en sodio, el odio a los carbohidratos (los “carbs”) , el amor al kale (col rizada), a la Quínoa, y a los “súper alimentos”; se ha generado en el marketing la ola contraria: el Food porn.
Food Porn , en la definición mercadológica más decente, consiste en la explotación , sobre todo visual , de alimentos generalmente considerados poco saludables ; ya sea por su alto contenido calórico, en colesterol , en sodio , en azúcares , o en todo al mismo tiempo .
Ello comenzó como un gimmick para programas televisivos como los de Anthony Bourdain , Comidas Exóticas con Andrew Zimmern o Mas Vs Food.
No obstante, los Mercadólogos ni tardos ni perezosos comenzaron a emplear éste mismo recurso con el objeto de la venta . Sobre todo de productos cuya esencia es indefendible ante los ojos de la “correctez” alimentaria que actualmente domina nuestras sociedades.
Los refrescos no serán buenos para ti , contienen azúcar y colorantes …. pero ¡qué rico se ve! ¿no?. Las hamburguesas no son buenas para ti, pero ¡qué rica es una Quarter Pounder doble con queso –que por cierto tiene más de mil 200 calorías , y que con papas y refresco grandes rebasa las 2mil calorías; lo cual es más de lo que una persona adulta debería de ingerir en un día completo.
Pero eso no importa, la hamburguesa se ve bien. Este approach funciona; pero es peligroso, debido a que también envuelve a la marca en una serie de dilemas morales. Suplico que googleen el Heart Attack Grill . Esta cadena de restaurantes se ha concentrado en mercadear su comida como “mala” pero sabrosa. De hecho su eslogan es “A Taste that is worth dying for” (El sabor por el que vale la pena morir) . De hecho, hasta la fecha van 3 muertes relacionadas con el restaurante (un spokeperson y dos clientes). Y es que además , si pesas más de 350 libras (159 kilos) , comes gratis en el restaurante de por vida.
Aún con esto, es un hecho que las cadenas de comida rápida están pasando por tiempos difíciles . Parece ser que al consumidor promedio , le dan más ganas de ver cómo gente se atraganta de carne en la televisión , más que hacerlo ellos mismos .