En la antigüedad sólo Dios era capaz. Hoy, con teléfono en mano, todos somos como Dios porque tenemos la capacidad de estar en todas las partes de nuestro centro del mundo al mismo tiempo. El espacio, el tiempo y los lugares han terminado per destruir una cuarta pared imaginaria entre nosotros. En apariencia.
FOMO como sus siglas en inglés lo dicen, es una conducta de ansiedad por la actividad de otras personas comparándolo con la propia. Es la la parálisis social y el aislamiento de quienes lo sufrimos -Fear of Missing Out-. Es el miedo a no estar pero estar donde no puedes. Los “Fomos” son humanos que sufren aislamiento y ansiedad por no tener la capacidad de estar en todas las experiencias. Sienten que pierden en cada momento algo que no pueden vivir físicamente.
Hay muchos ejemplos de FOMO. En todas las plataformas digitales. Es estar disponible en toda tu vida digital latente y en todo momento. Estando aquí no estoy.
Lorenzo es mi claro ejemplo del FOMO online y offline. Dirige un corporativo de moda, publica cada mañana su outfit de acuerdo a su día. Tiene el Hashtag perfecto para cada situación o experiencia. Es perfecto. En su parte offline, procura estar presente en todas las publicaciones de sociales para que sea visto en todos los eventos. Es la forma de ubicuidad perfecta. Es una marca integra y completa. En un mismo suplemento de sociales aparece en diferentes momentos. Por su parte, Lorenzo, en su vida digital de todos los días, con su narrativa es capaz de documentar todos sus estados de ánimo y lo feliz que es ¿Dónde estamos? Donde está nuestra razón y somos capaces de sentir y de liberar dopamina. En un mensaje de WathsApp que recibimos, una fotografía o video historia en Instagram o quizá una caricia o un abrazo.
Un derivado del FOMO es la nomofobia -No Mobile Phone Phobia- que no es más que el pánico a perder nuestro celular. Que es nuestro espejo de mano y nuestra ventana para vivir las más experiencias posibles en en menor tiempo, aunque en ese momento estemos aislados del lugar físico que ocupamos. Pero, qué importa si ya estamos en todas partes pero quizá en ninguna.