Este martes el Fondo Monetario Internacional anunció una reducción en su pronóstico de crecimiento para México, al igual que para otras naciones, como parte de su reporte de Expectativas Económicas Mundiales (WEO, por sus siglas en inglés) en la que indicó que para 2019 la economía nacional crecerá en 1.6 por ciento, por debajo del 2.1 por ciento inicial.

Dentro del informe, el organismo internacional solicitó no retrasar las reformas estructurales, reducir más del déficit en las finanzas, estabilizar la deuda para generar confianza, estar preparados para cualquier choque externo así como adaptarse a las necesidades del gasto.

Asimismo, el FMI advirtió que el momento que vive la economía global es delicado y ante ello, el país enfrentará obstáculos más allá de la frontera, los cuales podrían afectar su desarrollo; motivo por el cual refirió que para 2020, la economía mexicana podría crecer un 1.9 por ciento.

Sin embargo, no se trata de un pronóstico aislado, sino que cada vez más se genera en línea con las proyecciones de otros organismos globales.

La semana pasada el Banco Mundial bajó la previsión de crecimiento para México, de 2 a 1.7 por ciento para este año, aunque sí mantiene su proyección para 2020 en un rango del 2 por ciento. Desde el organismo se dijo que el país inició el año con un crecimiento “modesto, pero estable”, de tal modo que se proyectó uno de los crecimientos más bajos en los últimos años.

Esto se derivó de una menor demanda de exportaciones, especialmente de Estados Unidos, pues aún no se ratifica el ahora llamado Acuerdo México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC), y el hecho de que los mercados están preocupados por lo que podrían ser en el futuro las políticas energéticas de la nueva administración.

Bajo este contexto, la baja en la nota de calificación a Petróleos Mexicanos (PEMEX) cobra relevancia, ya que es uno de los factores a considerar por los cuales la economía del país podría verse frenada.

Inversión al interior.

Carlos Serrano, economista en jefe de BBVA indicó a Expansión que el sector de la construcción residencial continúa en crecimiento, sin embargo, la no residencial, donde se encuentra la infraestructura ha caído desde 2015.

Esto se debe a que en la administración anterior, los esfuerzos realizados se enfocaron a la consolidación fiscal, en la inversión pública.