- Las aplicaciones de citas como Tinder pierden popularidad, y una nueva tendencia ha surgido en lugares inesperados: el supermercado.
- Iniciativas como colocar una piña boca abajo en el carrito de compras capta la atención de miles de personas en Barcelona.
- El escepticismo hacia las aplicaciones de citas ha aumentado, especialmente entre los adultos jóvenes.
En los últimos años, las dinámicas para encontrar pareja han experimentado cambios radicales.
Si bien las aplicaciones de citas como Tinder surgieron como una solución para los obstáculos tradicionales del cortejo, algunos aseguran que parecen estar perdiendo popularidad.
Una nueva tendencia ha emergido, y lo más curioso es que se desarrolla en un lugar tan mundano como el supermercado.
Tinder en el supermercado
Tinder y otras aplicaciones revolucionaron la forma en que las personas se conocen. Al principio, la promesa de encontrar pareja con un simple deslizamiento de dedo parecía irresistible.
Sin embargo, con el tiempo, para muchos, la experiencia ha perdido su encanto. Las limitaciones de los algoritmos y la artificialidad de las interacciones virtuales han dejado a varios usuarios sintiéndose insatisfechos.
La necesidad de volver al contacto físico y directo está ganando fuerza, aunque sea en un entorno tan inesperado como el supermercado.
Todo comenzó con Damon Fan, un creador de contenido en Barcelona, quien lanzó la idea de hacer “match” en los pasillos de Mercadona (uno de los retailers más importantes de España) utilizando una señal muy particular: colocar una piña boca abajo en el carrito de compras.
Lo que empezó como una broma pronto captó la atención de cientos de personas.
En cuestión de días, numerosos videos comenzaron a circular en redes sociales, mostrando encuentros espontáneos en las secciones de vinos o productos lácteos.
La moda del “supermercado Tinder” llegó a Argentina
Como suele suceder con muchas tendencias globales, Argentina no tardó en sumarse al fenómeno.
Un grupo de jóvenes en la cadena de supermercados Changomás decidieron subirse a la ola del cortejo en las tiendas, publica La Voz.
Para darle un toque local y divertido, crearon una serie de “señales” para mostrar disponibilidad en los pasillos.
Así, una lata de piña indica que la persona estaba abierta a conocer a alguien, mientras que unos alfajores representan una personalidad dulce.
El vino, por su parte, se utiliza para quienes buscaban algo más serio, y la yerba mate es la opción para aquellos interesados en algo casual.
Dado que no todas las ciudades argentinas cuentan con una sucursal de Changomás, se propuso como alternativa el uso de una botella de champú Plusbelle como símbolo de interés.
En TikTok ya abundan los testimonios de personas que aseguran que esta estrategia ha dado buenos resultados, logrando encuentros en lugares que antes no se asociaban con el romance.
¿Por qué surge esta nueva tendencia?
Desde la pandemia, el escepticismo hacia las aplicaciones de citas ha ido en aumento. Investigaciones recientes revelaron detalles incómodos sobre el funcionamiento de estos servicios, como la existencia de un “ranking de belleza” que clasifica a los usuarios según la cantidad de likes que reciben, lo que resulta en una especie de burbuja en la que solo las personas más atractivas reciben atención constante.
Pero lo que más molesta a los usuarios no es solo el favoritismo hacia ciertos perfiles, sino la forma en que estos sistemas parecen estar diseñados para frustrar a sus clientes.
A pesar de los desmentidos de las empresas, varios estudios sugieren que los algoritmos muestran a propósito perfiles menos atractivos, promoviendo la compra de opciones premium para mejorar la visibilidad y el éxito en la plataforma.
Esto está generando un rechazo hacia las aplicaciones de citas, especialmente entre los adultos jóvenes, quienes buscan alternativas más orgánicas y menos manipuladas.
Y es aquí donde entra en juego la propuesta del supermercado: un lugar donde la interacción se da de manera espontánea, sin algoritmos ni filtros.
El futuro de las apps de citas
Las aplicaciones de citas nacieron hace poco más de una década con la promesa de simplificar el proceso de encontrar pareja.
Tinder, lanzada en 2012, rápidamente se convirtió en un éxito mundial, aprovechando la inmediatez de los teléfonos móviles y el auge de las redes sociales. Al ofrecer un método rápido y directo para conocer a otras personas, revolucionó la forma en que millones interactuan.
Sin embargo, con el paso de los años, estas plataformas han tenido que adaptarse. El descontento con los algoritmos que priorizan la apariencia física y los modelos de negocio basados en suscripciones premium han llevado a muchos usuarios a buscar alternativas.
Otros competidores, como Bumble y Hinge, han introducido nuevas características para diferenciarse.
Bumble, por ejemplo, permite que las mujeres tomen la iniciativa, mientras que Hinge promueve conexiones más profundas al alentar conversaciones significativas.
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