Shake Shack, uno de los restaurantes neoyorquinos más famosos del mundo abrió su primera sucursal en Nuevo León, generando grandes expectativas y filas de comensales con ganas de degustar sus hamburguesas, flat top dogs o malteadas, sin embargo, esto generó críticas en las redes sociales.
Este jueves se llevó a cabo su apertura oficial dentro del Parque Arboleda, en el municipio de San Pedro Garza García, provocando, según las imágenes en internet, filas extensas que fueron objeto de críticas gracias a que la apertura tuvo lugar en medio de la tercera ola de coronavirus en el país.
Algunos usuarios en redes sociales aseguraron que no sabían si la fila era para entrar al establecimiento o para recibir una vacuna contra el coronavirus. Otros más señalaron que la fila no valdría la pena. No obstante, también hubo quienes aseguraron que si se formarían para poder disfrutar de los alimentos de Shake Shack.
– Señor ¿Por qué está en la fila en Shake Shack?
– ¿Shake Shack? No era fila para la vacuna del Covid. pic.twitter.com/ITEPz3wM0b— Megacinemag (@Megacinemag) September 2, 2021
Si van a ir al nuevo Shake Shack, vayan ya comidos, para que puedan cenar rico 🙂 pic.twitter.com/CzSgIUGSiT
— ????? ??????? (@_diegorosales) September 2, 2021
Denle un trofeo a esos que están haciendo fila en el SHAKE SHACK.
Un trofeo por pendejos
— José Luis (@JoseLuisTrev) September 2, 2021
Neta neta están haciendo 2 horas de fila en Shake Shack?
Todo bien en casa?
— Adrián (@AdriaanSerna) September 2, 2021
Abrir o cerrar en medio de crisis
En medio de la crisis sanitaria por coronavirus Covid-19, el valor de los consumidores es más alto que nunca, pues estos son esenciales para que los negocios como los restaurantes se recuperen de los daños que ha dejado la pandemia.
Debemos recordar que tan solo en el Estado de México, antes de la pandemia, había registrados 70 mil restaurantes, los cuales generaban 340 mil empleos directos, sin embargo, hoy al menos 10 mil han cerrado de manera definitiva.
De la misma manera, la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC), estima que 90 mil establecimientos de preparación de alimentos y bebidas han cerrado en todo el país desde que inició la pandemia. Tan sólo en la CDMX, 7 mil 500 lugares han bajado la cortina.
En el caso de Nuevo León, datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), indicaron que dentro de la categoría de Preparación y Servicio de Alimentos y Bebidas se registraron 44 mil 923 trabajadores en marzo del 2021, mientras que en el mismo mes del año anterior había 54 mil 833, así lo indicó la subsecretaría de Competitividad de la Secretaría de Economía y Trabajo estatal a El Economista.
Con la variante delta y la tercera ola de coronavirus en el país, el perder la confianza de los consumidores puede ser mortal, puesto que los objetivos de los negocios deben ser incentivarlos a visitar sus negocios, y la mala publicidad podría hacer todo lo contrario.
El actuar de otras cadenas
Cuando parecía que la crisis sanitaria estaba controlada, la tercera ola de Covid-19 en América del Norte, de la mano de la peligrosa variante Delta, está generando serias complicaciones. Algunos restaurantes de comida rápida, como McDonald’s, analizan nuevamente restricciones.
El pasado 30 de agosto se informó que algunos restaurantes de comida rápida de los Estados Unidos y otros países del hemisferio norte, incluida Canadá, están empezando a cerrar algunas áreas interiores de los salones de venta, al mismo tiempo de que quitan asientos y limitan los horarios de atención.
En algunos casos más extremos, incluso estudian cierres completos para la atención directa al pública, y quedar sólo bajo la modalidad de compra online y retiro en tienda.
Esto sin duda fue un gran retroceso para la marca, la cual en julio anunció que esperaba poder abrir el 100 por ciento de sus restaurantes antes del 6 de septiembre, algo que es probable que no logre.
Es probable que las estrategias de cada mercado siguan diferentes vertientes para sobrevivir en medio de la crisis sanitaria, pero es importante decir que al final del día quien tiene la decisión final para apoyar a las grandes cadenas y restaurantes a salir adelante son los consumidores.