El Festival de Café, Chocolate y Pan de Muerto 2023 en Coyoacán es un evento que reúne a productores artesanales cafeteros, chocolateros y panaderos.
Este festival ofrece a los visitantes la oportunidad de disfrutar de una amplia variedad de delicias culinarias y productos típicos mexicanos alusivos a la tradición del Día de Muertos.
Para los amantes del pan de muerto, acompañado de un chocolate caliente (o frío, por qué no), este encuentro gastronómico que se realizará en la alcaldía Coyoacán es una gran oportunidad para celebrar el tradicional Día de Muertos
Fecha
Este evento, que se ha convertido en toda una tradición en la Ciudad de México, celebrará su octava edición del viernes 3 al domingo 5 de noviembre.
¿Dónde será?
El lugar de encuentro será el Centro de Convenciones Churubusco, el cual está ubicado en Calzada de Tlalpan número 1721, colonia San Diego Churubusco, alcaldía Coyoacán.
¿Cómo llegar?
Para aquellos que utilicen el transporte público, la estación de metro más cercana es General Anaya, perteneciente a la Línea 2 del Metro.
Costo de la entrada
La entrada a este evento es completamente gratuita, lo que lo convierte en una excelente opción para celebrar el Día de Muertos en la ciudad.
Lo que podrás encontrar
En el Festival de Café, Chocolate y Pan de Muerto 2023, los visitantes encontrarán una amplia gama de productos, desde café orgánico de Veracruz hasta chocolate de Oaxaca en diversas presentaciones, como tabletas y en polvo. Además, podrán degustar diferentes variedades de pan de muerto, tanto dulces como salados, con rellenos como queso Filadelfia, higo, mermelada de guayaba o maracuyá.
El evento también ofrecerá una selección de otros alimentos y platillos típicos mexicanos, como tamales de cochinita, pollo y res, tacos y garnachas, así como bebidas tradicionales como el tejate y mezcal artesanal.
Además de la gastronomía, los asistentes tendrán la oportunidad de adquirir artesanías típicas de la temporada de Día de Muertos y productos relacionados.
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Significado del pan de muerto
El pan de muerto es una delicia, tanto para vivos como para muertos. Durante los últimos años han surgido muchas variedades al pan de muerto tradicional: relleno, ya sea con nata, Nutella, Chocolate, helado, crema… incluso hay quien ya ha experimenta con hamburguesas o tortas preparadas con este pan.
El significado es el siguiente: el círculo que se encuentra en la parte superior del mismo es el cráneo, las canillas son los huesos y el sabor a azahar es por el recuerdo a los ya fallecidos.
Altar de muertos
La tradición de los altares de muertos es el resultado de la amalgama de las culturas prehispánica y española. Originalmente, existía una ofrenda dedicada a la diosa Cihuapipiltin, una figura venerada en honor a las mujeres que perdían la vida durante su primer parto. La creencia popular sostenía que estas mujeres vagaban en el aire, razón por la cual se les ofrecían regalos en los templos o encrucijadas.
Estas ofrendas tradicionales incluían “panes” con formas variadas, como mariposas o rayos, conocidos como xonicuille, elaborados con amaranto, y “pan ázimo”, un tipo de pan hecho de maíz seco y tostado, llamado yotlaxcalli, según lo describe Fray Bernardino de Sahagún. También se ofrecían tamales, denominados xucuientlamatzoalli, y maíz tostado, conocido como Izquitil. El amaranto era un componente predominante en estas ofrendas por ser considerado un alimento especial.
Fray Diego de Durán, en sus crónicas, detalla la ofrenda a Huitzilopochtli, donde la población solo consumía tzoalli con miel durante las celebraciones. Con una mezcla de amaranto y miel de avispa o maguey, se creaba un gran ídolo en representación del Dios, que se adornaba y vestía. También se ofrecían otros “panes”, como pequeñas tortillas, y tras la festividad, los participantes se dividían estos alimentos para su consumo.
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El pan de muerto, arraigado en la época de la Conquista y moldeado por rituales prehispánicos, ha emergido como un componente esencial en las ofrendas contemporáneas del Día de Muertos. Este pan, que evoca un profundo sentido de placer y conexión cultural, es especialmente apreciado en las regiones centrales y meridionales de México.
Se ha convertido en un símbolo de la reunión entre los difuntos y sus familias, una tradición que se ha perpetuado a lo largo de los siglos. Cada año, en la conmemoración del Día de Muertos, estas prácticas antiguas resurgen, transmitiendo un legado cultural que entrelaza generaciones y celebra la conexión eterna entre los vivos y aquellos que han partido.