Felipe de Edimburgo fue un real pilar de la monarquía inglesa. De 99 años de edad y 73 de éstos casado con la Reina más representativa del mundo, fue un hombre de rituales y símbolos que vivió guerras, alianzas de países, juegos olímpicos y cambios en los modelos de gobierno; se relacionó con Papas, Presidentes y Cancilleres. Una vida digna de contarse.
Falleció recientemente el Príncipe de Edimburgo, el más leal aliado del reinado de Isabel ll y uno de los más activos miembros de la Casa de Windsor. Asistió a 22 mil eventos, realizó 637 viajes al extranjero y ofreció 5,500 discursos, lo que representa una numeralia difícil de igualar.
El análisis de esta semana lo proyectaremos a dos de los aspectos que en materia de comunicación política, son indispensables… me refiero a los rituales y a los discursos; en ambos temas, Felipe se destacaba.
En el vestir era impecable, pero en lo que se refiere a sus frases y discursos muchas veces resultó polémico, debido a su particular sentido del humor que era un tanto ácido y que rompía con la ortodoxia palaciega.
Aquí algunas de sus frases:
Refiriéndose a Elton John, gran amigo de Diana, se le escuchó decir… “Ojalá se le apagara el micrófono”. Con respecto a Meghan Markle, dijo: “Uno sale con actrices, no se casa con ellas”. De Madonna, la reina del Pop, comentó al referirse a que la americana daría voz a una banda sonora en una película de James Bond, “¿Necesitaremos tapones para los oídos?”.
La marca- persona es la huella que dejamos en los demás. The personal branding no es un concepto nuevo, surgió a finales del siglo pasado de la mano de Tom Peters con el objetivo de que las corporaciones sobresalieran por sobre las demás con un sello original y categórico.
Más al hablar de monarquías y para ilustrar el concepto en términos de cabildeo, es decir, referirnos a las coaliciones, en esta ocasión reales, a Felipe no le fue tan fácil adaptarse en un principio a la Casa de Windsor y no pudo incidir para que su marca persona imperara, toda vez que su espíritu de explorador y recio miembro de la marina Británica, no se ajustaba a los protocolos de Palacio.
Fue el Rey Jorge Alberto, Padre de Isabel ll, quién le hizo ver el rol que debería desempeñar como Príncipe Consorte, dado que Felipe no se resignaba en un principio a no liderar a la familia. En cuanto comprendió el alcance de su función se convirtió en la roca inamovible en la que la actual soberana fincó su reinado.
Lo que decimos, lo que hacemos y la actitud que proyectamos, son los elementos clave de la marca persona que en el caso del Príncipe de Edimburgo, al final de su larga trayectoria, quedó resumido así por su nieto William que está segundo en la línea de sucesión al trono: “Nunca dejaré de valorar los recuerdos tan especiales que mis hijos tendrán para siempre de su bisabuelo al contagiarles su sentido de aventura y su travieso sentido del humor”.
Felipe de Edimburgo un símbolo de la monarquía inglesa se fue dejando un gran legado.
Nos encontraremos más adelante.