Definitivamente, no ha sido un año fácil. Aún no salimos, del todo, de una pandemia que nos encerró durante dos años y donde perdimos a mucha gente valiosa.
Desgraciadamente, no podemos descartar otra pandemia. Si algo aprendimos, estos últimos años, es que hemos creado las condiciones perfectas para que esto suceda.
Cada vez estamos más conectados y al mismo tiempo exploramos más zonas, devastamos más bosques, matamos más animales; lo que aumenta las probabilidades de encontrar un nuevo virus, con el potencial de atacarnos.
La pregunta no es si va a suceder (una nueva pandemia), la pregunta es qué tan listos estamos para responder a ella y qué tan fuerte será el próximo virus que nos atacará. Si lo pensamos bien, el Coronavirus podría ser un pequeño cachorro, comparado con el potencial destructivo de otros virus.
Además de esto, también tenemos lo que parece ser el inicio de una tercera guerra mundial, que busca re acomodar el escenario internacional, ante una clara decadencia estadounidense y un empoderamiento chino.
Independientemente de los sufrimientos que se viven todos los días, en lugares con conflictos armados, todos vivimos con la incertidumbre de ver caer, en cualquier momento, una bomba atómica que termine con nuestra civilización y nuestras vidas.
Por si todo esto fuera poco, tenemos la amenaza de una fuerte crisis económica que apenas empieza y ya hace estragos a nuestros bolsillos; una fuerte epidemia de drogadicción que ataca todos los sectores de nuestra sociedad; y otra fuerte epidemia de enfermedades mentales, que se vio
intensificada por los difíciles sucesos que hemos vivido últimamente y que se ve reflejada, sobre todo, en graves cuadros de ansiedad y depresión.
El calentamiento global ya es una realidad, poco a poco vemos y sufrimos los estragos de este fenómeno provocado por todos nosotros. Pronto llegará el día donde cientos de ciudades desaparecerán bajo las aguas del mar.
Como consecuencia de esto, cada vez sufriremos más fenómenos naturales, como tornados y ciclones, que traerán sufrimiento y desgracia a miles de personas.
Todo parece indicar que nos espera un futuro apocalíptico, con un sinfín de calamidades y problemas. Pero esto no tiene que ser necesariamente así, no todo está mal en este mundo. Te invito a leer el final de este texto en mi columna de la próxima semana, donde te platicaré sobre el otro futuro que nos espera.
¿Tienes algún comentario sobre este texto? ¿Te puedo ayudar en algo? Escríbeme. Será un gusto platicar contigo.
Alberto Arroyo
Nacion 30.com