Decenas de fábricas textiles en un centro manufacturero del sur de China conocido como “Shein Village” han cerrado sus puertas en las Ăşltimas semanas como resultado de la decisiĂłn de la administraciĂłn Donald Trump de imponer aranceles y poner fin a la llamada exenciĂłn “de minimis” que permitĂa a los minoristas en lĂnea vender productos baratos y libres de impuestos a los estadounidenses.
De acuerdo a datos de Statista, China ha reafirmado su posiciĂłn como la principal potencia manufacturera mundial por decimoquinto año consecutivo, alcanzando en 2024 un valor agregado industrial de 40.5 billones de yuanes (aproximadamente 5.65 billones de dĂłlares estadounidenses) . Este sector representĂł más del 40 por ciento del crecimiento econĂłmico del paĂs, actuando como un pilar clave en medio de un entorno econĂłmico global desafiante.​
¿Fábricas chinas cierran?
Y es que la noticia de que los negocios ubicados en el distrito de Panyu de Guangzhou, sede de los otrora bulliciosos talleres que abastecen al gigante chino de la moda rápida Shein, han cerrado sus puertas mientras se acumulan montones de prendas sin vender en su interior, según los trabajadores.
Hasta hace poco, estos productos solĂan llegar directamente a los consumidores estadounidenses, quienes los compraban a una fracciĂłn del precio de la ropa vendida por minoristas con sede en Estados Unidos gracias a una exenciĂłn de impuestos para envĂos internacionales con un valor igual o inferior a 800 dĂłlares.
“Los pedidos de Shein han caĂdo este año y nuestras ventas han bajado mucho”, dijo a la agencia de noticias japonesa Nikkei un trabajador de un taller que emplea a unas 20 personas.
La eliminaciĂłn de la polĂtica de minimis por parte de Trump, que entrará en vigor el 2 de mayo, significa que todos los envĂos, independientemente de su tamaño, ahora enfrentarán impuestos de importaciĂłn.
Esta polĂtica habĂa permitido a minoristas en lĂnea como Shein y Temu mantener precios competitivos en el mercado estadounidense, lo que reforzĂł de forma crucial su modelo de negocio.
Este cambio ejerce una presiĂłn adicional sobre la ya de por sĂ debilitada economĂa china, que se ha visto afectada por diversos problemas, especialmente en el debilitado sector inmobiliario.
El crecimiento económico se mantuvo estancado en el 5,4 por ciento durante el primer trimestre de este año, sin mostrar ninguna mejora con respecto al trimestre anterior.
“En tan solo dos meses, los talleres han cerrado por todas partes”, declaró a Nikkei Li Lianghua, empresario originario de la provincia de Hunan.
Ante la creciente guerra comercial, Shein ha animado a sus proveedores a trasladar sus operaciones a Vietnam como parte de una estrategia para mitigar el impacto de las polĂticas de Trump.
Sin embargo, los proveedores más pequeños, sin la capacidad financiera para reubicarse, han cerrado por completo. El propio Li ha dejado de aceptar pedidos de Shein y ha orientado su estrategia de ventas hacia el marketing directo en redes sociales.
La situaciĂłn es igualmente desalentadora en Dongguan, una ciudad manufacturera al este de Guangzhou, donde las fábricas que suministran artĂculos de cuero y bolsos a empresas estadounidenses ya habĂan experimentado una caĂda en sus ventas incluso antes de las recientes decisiones arancelarias de Trump.
Una fábrica en Dongguan perdió contratos por valor de 150 mil dólares anuales con cuatro importantes clientes estadounidenses para finales de 2024.
“No tenemos perspectivas de conseguir nuevos contratos en EEUU, asà que tenemos que rendirnos”, declaró Liu Xiaodong, quien recientemente asumió la dirección de la fábrica.
“Ahora solo existen riesgos al hacer negocios con EEUU”.
A pesar de estos contratiempos, el negocio de Liu sigue siendo viable, generando alrededor de 3,4 millones de dólares en ventas anuales, principalmente en los mercados asiáticos.
Liu indicĂł planes para seguir incrementando los negocios en Asia, destacando las opciones de envĂo más rápidas y econĂłmicas disponibles en mercados cercanos como JapĂłn y Singapur.
Si bien las exportaciones chinas a EEUU aumentaron más de un 9 por ciento en marzo, debido a que las empresas aceleraron los envĂos antes de la entrada en vigor de los nuevos aranceles, expertos del sector predicen una caĂda significativa a partir de este mes, cuando entren en vigor los aranceles totales del 145 por ciento sobre las importaciones chinas.
Las tendencias deflacionarias en China podrĂan extenderse a otros mercados a medida que los fabricantes chinos buscan nuevos clientes fuera de EE. UU., intensificando la competencia y potencialmente provocando reducciones generalizadas de precios.
“La competencia de precios en las exportaciones a Asia se intensificará”, advirtiĂł un ejecutivo del sector manufacturero chino, lo que presagia tiempos difĂciles para la dinámica del comercio mundial.
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