El cuidado del medioambiente es un deber de todos y en ese sentido, Europa es por lejos el continente más avanzado. Por estos días, avanzan en el Parlamento de la UE diversas normas relacionadas con la preservación y los buenos hábitos medioambientales.
En ese escenario, aparece un nuevo reto para las compañías del resto del mundo en general y de Latinoamérica en particular, porque los cambios en Europa supondrán en restricciones a los que no adapten sus productos y procedimientos.
“Se trata de mecanismos de compensación (considerados por algunos como trabas al comercio) para evitar que las empresas europeas importen bienes o trasladen su producción hacia países con normativas más laxas”, publicó El Cronista. “El fenómeno se conoce como ‘fuga de carbono’ (carbon leakage) y consiste en disminuciones en las emisiones domésticas de gases de efecto invernadero por parte de países con políticas estrictas, que resultan más que compensadas con aumentos en los países que no tienen este tipo de regulaciones”, agrega el medio argentino citando a Mariana Conte Grand, economista de la Universidad del CEMA y coautora de un trabajo sobre el “Impacto potencial de las restricciones europeas por ‘fuga de carbono’ en las exportaciones latinoamericanas”.
La investigación completa, en PDF para descargar.
De acuerdo con la investigación, en el caso de la Argentina, el 71% de las exportaciones a Europa son sensibles a la potencial aplicación de estas normas. El sector más complicado es el de los alimentos y este no es un tema menor, ya que el 30% de las exportaciones totales argentinas de comestibles se dirigen a la UE.
Para cumplir con los compromisos de reducción de emisiones firmadas en el acuerdo climático de París de 2015, los países de la Unión Europea están implementando una serie de regulaciones que implican costos para sus industrias locales, algo que no enfrentan las empresas radicadas en países con regulaciones más laxas, o que producen utilizando tecnologías más antiguas y contaminantes. Entonces, con la idea de compensar esas asimetrías, aplicarán mecanismos de ajuste (tasas, aranceles) en la frontera, dice la investigación.
Para evitar este problema, las empresas de Latinoamérica deben tener muy en claro la lista de bienes que la Unión Europea considera “carbono-riesgosos”, para adaptar sus procesos y no ser considerados contaminantes.