En una entrevista con la periodista Carmen Aristegui, el coordinador del Programa de Sustentabilidad de la Universidad Autónoma Metropolitana -UAM-, Pedro Moctezuma, consideró que en México se ha sembrado la idea equivocada de que el agua de las tuberías no es apta para el consumo humano, hecho por el cual, afirma, “se han beneficiado las grandes industrias embotelladoras”.
A través de la emisión noticiosa de Aristegui, el especialista de la UAM afirmó que esta situación tuvo su origen en los sismos que en 1985 devastaron amplias zonas de la Ciudad de México y otras regiones del país.
“Desde el sismo se empezó a difundir la idea -que no es del todo correcta-, de que no se puede tomar aguar de la llave, que hay que comprar agua “más pura”, en botellitas”.
Moctezuma afirmó que fue a partir de ese momento que comenzaron a cambiar los patrones de consumo, los cuales han llevado a que México sea en la actualidad el mayor consumidor de agua embotellada. “Cuando la mayor parte de las ciudades del mundo consumen el agua de la tubería sin ningún problema”, dijo.
La conversación se dio en medio de la coyuntura en que la se busca otorgar concesiones a 30 años a diferentes instancias privadas para aprovechar este recurso natural. En la visión de este especialista, no tendría que ser necesaria esta medida y en cambio habría que quitar la idea de que el agua de la llave es nociva para las personas.
Es cierto que existió una crisis sanitaria en la CDMX tras los sismos de 1985 -tuberías y drenajes se colapsaron junto con muchas edificaciones, lo que causó que las aguas potables se mezclaran con las residuales y, peor aún, entraran en contacto con restos humanos de las víctimas que se encontraban atrapadas en los escombros- pero tras los trabajos correspondientes, la situación logró normalizarse, aunque no se quitó la idea de que el agua era apta para ser usada por la habitantes de urbe.
Se trató de una gran oportunidad para las empresas embotelladoras. Sumemos la epidemia de cólera que azotó a Perú a principios de la década de 1990, la cual llegó algún tiempo después a México y funcionó también para apuntalar la idea de que era necesario consumir sólo agua purificada, y veremos por qué es tan exitoso el negocio de la venta de aguas limpias.
Sin mencionar la alta contaminación que los envases de PET y otros materiales lograron generar, las ganancias de las empresas purificadoras y embotelladoras en la actualidad son notables. Datos de Statista indican que en mayo de 2018, el valor de producción de agua embotellada sin gas en México ascendió a más de 1 mil 500 millones de pesos mexicanos.