Como el fenómeno social que representa, el marketing es capaz de generar cambios a través de procesos tanto de evolución como por acciones más bien revolucionarias.
Para citar un ejemplo de evolución y uno de revolución, podemos mencionar el lanzamiento de iPod, el dispositivo portátil que en 2001 llegó a revolucionar el mercado del consumo de música y dispositivos sonoros.
Con la gran capacidad de almacenamiento de archivos de audio, la calidad de sonido y reproducción, así como el diseño industrial que presetó, iPod representó un hito y el ganador fue la marca Apple, que lanzó el producto.
Así, surgió el concepto de podcast para referirse a archivos de audio que presentan múltiples contenidos -casi siempre hablados- y también se buscó que la tecnología presentada en este aparato inventado en tiempos de Steve Job pudiera trasladarse a otros dispositivos, como los teléfonos celulares.
Si bien el surgimiento de iPod representó una revolución tecnológica, los cambios paulatinos que fue presentando el equipo -de diseño, de capacidad y también de funciones- se pueden considerar como un proceso de evolución.
Como revolución podemos considerar, más bien, la integración de tal tecnología a equipos de telefonía celular, con el iPhone, hecho que marca con claridad el surgimiento de los teléfonos inteligentes -también hay que considerar en este punto el boom de una marca como Blackberry en los últimos años de la década de 2000- y que fue retomado posteriormente por muchas otras marcas tecnológicas.
Evolución, en cambio, se representa a través de los cambios que los equipos iPhone han tenido a lo largo del tiempo.
Como puede verse, tanto la evolución como la revolución son esenciales para el desarrollo de las marcas y sus productos y el marketing debe ser capaz de diferenciar entre uno y otro concepto para poder llevarlo a la práctica.
¿Qué otros ejemplos de evolución y revolución conoces en el marketing?