De la misma manera que sucedió con todos los sectores activos de la economía, la industria de la salud se ve cada vez más obligada a entrar al terreno digital.
Ya sea por la exigencia propia del mercado o por la debilidad de las infraestructuras más convencionales, la salud digital ha registrado un crecimiento exponencial en los últimos años.
El terreno de la salud
Los problemas para satisfacer la demanda son evidentes desde ahora y se agravaran en un futuro. Los sistemas e infraestructuras en la materia están frente a un interesante reto.
Basta con reconocer que, de acuerdo con la OMS desde 2030 habrá escasez de profesionales de la salud.
Esto supone un problema de dimensiones mayúsculas que se suma a la necesidad de los pacientes por absorber el grueso de los gastos relacionados con el cuidado de la salud.
Lo que sucede en el mercado mexicano es ejemplo del escenario que se repite en diversos mercados alrededor del mundo.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), 43 pesos de cada 100 pesos que se destinan a tratamientos de salud provienen del gasto de los hogares mexicanos, lo que supone el doble del promedio de la OCDE.
Esto sucede cuando en México el 52 por ciento de la población es atendida por instituciones de seguridad social pública, como el IMSS e ISSSTE y el 48 por ciento restante lo hace con recursos propios en centros de atención privados.
Este escenario ha dado un punto importante de crecimiento para los consultorios anexos a farmacias, mismos que hasta el 2018 según datos de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), atendían cada mes a 10.6 millones de personas, superando incluso al número de pacientes que acuden al ISSSTE o al IMSS.
Digital al rescate
Si bien estos centros de atención médica asociados a farmacias se ha convertido en una gran solución para el grueso de la población, lo cierto es que digital comienza a entregar nuevas opciones, mismas que además de suponer costos menores, prometen inmediatez, comodidad y accesibilidad en una regla cercana a recibir atención los 365 días del año, los 7 días de la semana y en cualquier horario.
Esta es una de las razones por las que el mercado de la salud digital ha crecido de manera exponencial durante el último lustro.
A nivel mundial, estimaciones entregadas por Statista, indican que hacia 2015, el mercado de salud digital tenia un valor de apenas 79 mil millones de dólares.
Aunque la cifra no era nada despreciable, para este año, se espera que este valor se incremente a 206 mil millones de dólares.
La cifra podría ser aún más alta si consideramos que la pandemia y los hábitos que dejó la emergencia sanitaria, favorecí de manera importante este tipo de servicios.
Los que más crecen
Más allá del abrumador crecimiento lo que en realidad resulta interesante es entender por segmentos que apuntalan este avance, mismos que aunque parecen tener pocas variantes, registran desarrollos que comienzan a emparejar la distribución de los ingresos.
De manera puntual, según la fuente antes citada, el segmento de salud inalámbrica, desde hace cinco años se ubicaba como el segmento con mayor participación con un valor, en aquel entonces de 39 mil millones de dólares.
Para este año, esta rama habría casi de triplicar su valor para alcanzar los 110 mil millones de dólares para mantenerse como líder.
Lo realmente interesante está en reconocer el crecimiento que han tenido otros segmentos como la Telesalud que aumentó en más de un 50 por ciento su tamaño de 12 mil millones de dólares en 2015 a 26 mil millones de dólares de dólares para este año.
Si esta cifra es de sorprender, podemos decir que se queda corta si se compara con lo que sucedió con el sub segmento de la salud móvil, el cual creció en cinco veces su valor al pasar de 8 mil millones de dólares hace cinco años a 46 mil millones de dólares para el cierre de este año.
Estas cifras hablan mucho de las tendencias que el consumidor está adoptando, en donde los smartphones se estaña convirtiendo en sus mejores aliados para cuidar su salud.
