Mountain View CA, USA
El buscador se enfrenta a una multa de hasta 6,000 MDD, una cifra que supera ganancias de un trimestre. También podría tener que cambiar la forma en que muestra los resultados en la Unión Europea. Ésta castigó a Microsoft con multas por 1,600 millones de dólares durante la última década, y la obligó a dar a los usuarios otras opciones de navegador aparte de Internet Explorer. Y no queda ahí… Burócratas, legisladores y hasta presidentes de algunos gobiernos europeos, se la pasan frenéticamente ideando maneras de parar la ola de tecnología digital que ha cambiado el modo de trabajar y socializar de sus ciudadanos. Esta marea digital llegada del Valle del Silicio californiano y del oeste americano, hace sentido a los habitantes del continente europeo. Sin embargo, los gobiernos la combaten. Ya sea que el presidente de España vete Google News con extractos de periódicos españoles (y que beneficiaban la circulación de los mismos) y/o a los empresarios independientes de UBER (incrementando su ya de por sí alta tasa de desempleo) o que funcionarios, intelectuales y hombres de negocio (de pasado sospechoso) soliciten que sus identidades sean lavadas con detergente (como si nada hubiera pasado) de las páginas digitales de los buscadores de Google, YouTube, Bing, Yahoo, Facebook, etc. Como si esto fuera posible en el papel impreso de un periódico.
En Alemania “Andreas Schwab”, un hombre con pinta y maneras de vestir cuarentona, está decidido a frenar el poder de California para -como dice- “Nivelar las reglas del juego”. ¿Nivelar las reglas del juego? me pregunto extrañado y me recuerdo que ¡ésta es exactamente la retórica burocrática que define a los gobiernos donde no florecen las iniciativas que se salen de las “reglas del juego”!. Esta narrativa ha caracterizado a la Unión Europea durante los últimos años llevándola a la bancarrota.
“Todo se debe a algo bastante siniestro”, según escribe el periodista y comentarista estadounidense “Jeff Jarvis” acuñador del término: “Eurotecnopánico”. “Creo que hay mucha pelea contra Google y otras compañías tecnológicas estadounidenses, principalmente de editores tratando de proteger su territorio sin hacer nada en sustitución”, señala. “Europa -continúa- no busca competir sino suprimir una competencia que no ha sabido enfrentar con la necesaria liberación de modelos de trabajo y pensamiento entre sus ciudadanos”.
Los legisladores y fiscalistas europeos según yo, tratan de hacer algo que es -esencialmente contrario a las libertades que tan a menudo pregonan en sus cartas magnas- al bloquear puertas a la emprendeduría que existe de forma natural en America. Tratan, en contrapartida, de oficializar e institucionalizar vía apoyos financieros (que suenan bien en peroratas políticas) lo que en California nace de la agresividad creativa y la entrega al trabajo; de la búsqueda privada de financiamiento y de la capacidad de aceptar el fracaso -una y otra vez- en pos de un sueño construido a base de “códigos” digitales.