Yellowstone. Fiel a mi costumbre de ver casi todo lo que me recomiendan, o al menos anteponer esto como pretexto de una de mis adicciones favoritas. En el mes de Diciembre por fin apareció la APP de Paramount en mi nuevo televisor inteligente, y de inmediato enlisté la serie protagonizada por Kevin Costner. La versatilidad del actor demostrada por décadas, que va desde ser un hombre pez, hasta un cuidador de presidentes y artistas. La serie contiene gran cantidad de personajes que desde mi perspectiva de televidente cuentan con una gran estructura desaprovechada por momentos en la trama. Sin embargo, algo que atrapó mi atención es la marca de hierro incandescente en los habitantes de la casa.
La “etnificación” podría ser el único talante que nos distinga, se puede nacer en cualquier lugar y adoptar una distinta religión, una dieta, imitar usos y costumbres de uno o varios lugares y acumular tanto como sea posible conocer. De ahí la importancia para muchos de conocer ascendencias y descubrirnos mirando el pretérito. Lo innegable es la carga étnica, una característica que podemos encubrir con actitudes y hábitos, pero, lo irrefutable de este hecho de nuestra antropología, emerge queramos o no en consciencia o en ausencia de ella, podría ser el ancla con algo que sabemos existe y asumimos tal vez nunca descifrar.
La atadura invisible en una especie de libro de los Números nos condena a ser lo que somos desde la concepción. La marca del hierro al rojo vivo en el pecho de los miembros de la familia Dutton emocionaría poco si solo ellos la portaran. Un hecho intrigante de la historia Dutton es, cómo algunos personajes adquieren el derecho de la marca; la ficción y la excesiva atmósfera romántica de la narrativa nos empalaga en varios capítulos, pero, a la vez plantea en cada temporada la lucha del televidente por decidir si los cautivos del hierro familiar desean esto como un distintivo de pertenencia o solo es el temor de ser arrojados al fondo del barranco en una de las fronteras del estado de Montana.
La marca personal, ¿un descubrimiento o una edificación? En este sentido, cabe por supuesto la adopción por voluntad o por mandato. En cualquiera de los dos casos tendríamos cantidad de justificaciones para la primera o segunda circunstancia. Será que, la llamada corriente occidental se encuentra suscrita en el libro de los números, o solo estamos tratando en similitud con los personajes de la ficción en Yellowstone, de “etnificarnos” a como de lugar, y, afiliarse con autorización o sin ella a uno de los grupos que mejor ha narrado y construido su historia.