Ética en la IA, la importancia crucial de la regulación

La Inteligencia Artificial (IA) ha emergido como una fuerza transformadora en diversos aspectos de nuestro día a día. Sin embargo, conforme avanzamos hacia un futuro cada vez más automatizado, la ética en la Inteligencia Artificial (IA) se vuelve una preocupación central. Y es que uno de los principales desafíos es el sesgo algorítmico.

Partamos de la idea de que los algoritmos de IA se entrenan utilizando grandes cantidades de datos, pero si esos datos contienen sesgos inherentes, como discriminación racial o de género, los modelos de IA pueden perpetuar y amplificar estos sesgos.

Claro que la Inteligencia Artificial aporta grandes beneficios en muchos ámbitos, pero sin una barrera ética, corre el riesgo de reproducir los prejuicios y la discriminación del mundo real, alimentar las divisiones y amenazar los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Aunado a las preocupaciones sobre la privacidad, la falta de medidas sólidas de seguridad y la posibilidad de violaciones de datos, las cuales pueden tener consecuencias significativas para la seguridad y confianza del usuario.

Lo cierto es que, según un estudio realizado por Capgemini, en 2019 el 73 por ciento de las compañías del mundo informaba a sus usuarios sobre cómo podían afectarles las decisiones de sus sistemas de Inteligencia Artificial, un dato que actualmente se sitúa en el 59 por ciento. Se trata de datos que reflejan la desconfianza de la población ante la opacidad y falta de transparencia que en múltiples ocasiones envuelve a los sistemas de IA con los que a menudo interactúan los usuarios.

Conscientes de todos estos desafíos, los distintos agentes del sector se muestran favorables al impulso de la construcción de una Inteligencia Artificial ética basada en la colaboración público-privada y en la combinación tanto de regulación como de autorregulación.

De ahí, que nacieran los primeros pasos por la Comisión Europea respecto al proyecto de marco regulatorio de la IA.

En 2016, la Unión Europea presentó un informe sobre los aspectos éticos de la Inteligencia Artificial, donde se incluyeron principios como la transparencia, la privacidad y la protección de datos.

Desde entonces, se han creado numerosas iniciativas para promover la ética en la Inteligencia Artificial, incluyendo la creación de comités y grupos de trabajo en empresas líderes de la industria tecnológica.