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De acuerdo con Zariance, el usuario promedio de Twitter pasa 2.7 minutos diarios en la plataforma
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La mayoría de estos individuos, el 75 por ciento, invierte este tiempo en obtener su información y noticias del día
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Según el Pew Research Center, apenas el 47 por ciento de la población cree poder reconocer un bot con certeza
La programática es una herramienta crucial para múltiples redes sociales como YouTube, Facebook y Twitter. A través de algoritmos, estas plataformas pueden servir anuncios a sus usuarios de una forma fácil y rápida. Asimismo, se pueden desplegar las publicaciones más relevantes e interesantes, según sus gustos y hábitos de consumo. Asimismo, facilitan la identificación, prevención y eliminación de contenidos tóxicos, violentos o prohibidos.
Pero eso no significa que el uso de estos programas no tenga retos. De acuerdo con el Future of Life Institute, la Inteligencia Artificial puede tener terribles resultados si hay algún error en su funcionamiento. A eso hay que sumarle los riesgos de la toma de decisiones automatizada que señala CNN. Sin olvidar que IAS Insider recuerda que la asignación programática de mensajes comerciales en Twitter o Facebook puede poner en peligro la reputación de cualquier marca.
En el caso específico de las redes sociales, la programática representa un problema adicional. Como estos canales se han vuelto indispensables para dar forma a la opinión pública, muchos agentes y marcas tratan de influir, a su manera, en la discusión que se realiza dentro de ellos. Así pues, algunos agentes maliciosos han hecho frecuente uso de bots, en especial dentro de Twitter. Pero aunque ahora es un reto controlado, a futuro no sería tan fácil limitar su impacto.
Bots de Twitter, cada vez más parecidos a humanos
Lo anterior responde a un estudio realizado por la University of Southern California (USC), citado por Adweek. Investigadores de la institución analizaron más de 250 mil cuentas de Twitter activas entre 2016 y 2018 en Estados Unidos. De ellos, se determinó que 30 mil de estos perfiles pertenecían a posibles bots. Al analizar sus publicaciones, detectaron que su comportamiento se había hecho más refinado en 2018, comparado al presentado en 2016.
Es decir, que entre 2016 y 2018, estos bots de Twitter se volvieron mejores en imitar el comportamiento y lenguaje de usuarios legítimos de la plataforma. Cabe destacar que las publicaciones analizadas tocaban temas políticos, específicamente el proceso electoral de EEUU. Los expertos de la USC apuntan que estos descubrimientos confirman que hay “una carrera armamentística” entre los algoritmos de las redes sociales y estos agentes maliciosos.
¿Cuál es la opción de las redes sociales?
Twitter no es la única plataforma que sufre por la prevalencia de bots en su sitio. En 2018, se propuso que uno de los grandes problemas de la publicidad digital era justo la prevalencia del fraude propiciado por algoritmos maliciosos. En abril, se reveló que bienes de Amazon en Reino Unido tenían reseñas abrumadora y sospechosamente positivas, probablemente por acción de programas automáticos. También en Instagram se enfrentan a problemas similares.
¿Habrá una solución confiable para la prevalencia de bots en Twitter y otras plataformas? La respuesta es compleja. Ciertamente se podrían poner mayores filtros de identificación a los usuarios y perfiles nuevos. Sin embargo, ya estas redes sociales enfrentan grandes problemas por su dominio de información personal. Lo que menos necesitan es más escrutinio de las autoridades, aún si es en el nombre de reducir la incidencia de agentes maliciosos en su sitio.
Otra posible solución sería redoblar los esfuerzos para detectar y eliminar automáticamente este tipo de publicaciones. Pero como señalan los expertos de la USC, estos bots en Twitter y otras redes sociales son cada vez más sofisticados. Bien se podría llegar un momento en donde sus actividades sean prácticamente indistinguibles de las de un usuario regular, al menos para un programa automático.
El análisis humano y manual podría ser otra opción. Pero no solo es mucho más caro y complejo que un algoritmo. También es posible que, con el tiempo, los bots también puedan engañar a estos agentes. Tal parece que es realmente una guerra perdida para Twitter y el resto de las plataformas del entorno.