Buenos Aires, Argentina.- ¿Está cansando de que la caja que eligió en el supermercado sea siempre la más lenta? ¿Cree que pasa más tiempo esperando que le cobren que el que estuvo eligiendo los productos? ¿Lo malhumora el tiempo perdido mientras llega su turno? Aquí van unos datos útiles que deberían ser analizados por los gerentes de marketing de los retails para mejorar la experiencia de compra de sus clientes en el punto de venta.
Estos son un conjunto de consejos publicados en el periódico argentino Día a Día, en los que, con un toque de humor, se refleja una situación que es común en todos los supermercados argentinos: la demora en las cajas de pago. Se habla de estrategia, de tácticas, tiempos y de cómo evitar largas esperas innecesarias.
1. Cajas “oasis”. Cuando sea el momento de apuntar hacia las cajas, no vaya directamente a la primera que tenga delante. Piense, tómese su tiempo, mire atentamente cada opción. A veces, entre las cajas con largas colas se esconden “oasis” de puestos vacíos que –en la vorágine de ganar tiempo– pocos llegan a ver.
2. Evite las cajeras novatas. Antes de ubicarse en una fila, observe a la cajera. Mírela a los ojos, calcule su velocidad de movimientos, su destreza al pasar los códigos, su rapidez para embolsar. De su firmeza y convicción dependerá que usted salga antes (o mucho después). Si de su cuello cuelga un cartel que dice “Disculpe, estoy aprendiendo”, huya de inmediato. Usted no tiene tiempo de hacer docencia.
3. Cuidado: impuestos engañosos. En la mayoría de los supermercados cobran impuestos y servicios en la línea de cajas. Con el tiempo, este útil servicio se ha convertido en el mayor enemigo de quien no quiere esperar de más. Mire las manos de los otros “clientes-rivales”, si ve boletas de energía eléctrica, agua potable, tasas o impuestos nacionales, elija otra caja. En una táctica vil (pero frecuente), algunos esconden sus boletas de pago hasta segundos antes de pagar sólo para verle a usted su cara de desconcierto. No se confíe.
4. ¿Cajas rápidas? Las cajas rápidas son todo un capítulo. Apunte a esa alternativa si ve que la caja sólo acepta efectivo. De lo contrario, la demora en cobrarle con tarjeta de crédito a los cuatro clientes que tenga por delante será mayor que haber esperado a uno o dos en una caja tradicional.
5. ¿Compras extrañas? ¡Cuidado! Si ve clientes con objetos poco convencionales en el carro (como un florero de colores o una nueva cafetera electrónica), elija otra caja. Es que con seguridad la empleada del supermercado no encontrará el código correspondiente o el precio no coincidirá con el de la góndola. ¿Resultado?: valiosos minutos perdidos. Enseñanza: compita contra gente que compre productos corrientes, como azúcar, cerveza, vino, arroz…
6. ¡Nunca cambie de caja! Es la regla de oro Nº 1. Nunca, jamás, por ningún motivo, cambie de caja antes de pagar. Una vez elegida una opción debe “morir” en ella. No se deje tentar por filas aparentemente más rápidas ni por consejos de buenos samaritanos. Sepa esto: no hay amigos en la fila de un supermercado. Si aún desoyendo toda teoría, decide cambiar, no vuelva a mirar hacia su caja de origen. Nueve de cada 10 veces, el que le seguía en la fila se irá antes que usted.
7. El gran truco. Una estrategia efectiva. Se necesita un cómplice que, desde el otro extremo de la línea de cajas, se acerque a usted corriendo y diga, en voz alta: “¡Allá abrieron cuatro cajas más!”. En milisegundos, una decena de “oponentes” partirán como vacas al matadero y habrá cajas para elegir de este lado del supermercado.
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