Dos de las universidades más prestigiosas del mundo (según el Ranking Mundial Académico de Universidades 2016, realizado por la Universidad de Shanghái), Harvard y Yale, revelaron en un estudio que el 95 por ciento de las decisiones del consumidor no son racionales, es decir no tienen una explicación aparente, lo que hace efectiva la implementación del neuromarketing.
Pero ¿cómo saber si una estrategia es realmente efectiva en los consumidores? Se debe comenzar por establecer que este tipo de mercadorecnia evalúa el cerebro cuando está expuesto a un mensaje, específicamente en tres aspectos:
Atención. Tiene un valor alto por ser un factor determinante para que el consumidor permita que le llegue el mensaje.
Emoción. Es un factor que debe variar en un anuncio, el autor Juan Carlos Mejía dice en “La guía avanzada del community manager” que no debe ser alta por mucho tiempo porque puede fatigar, ni descender demasiado porque se perderá la atención del consumidor.
Memoria. Se trata del aspecto más complicado de lograr, ya que es vital para que el consumidor recuerde la marca, aunque hay que ser claros en que no garantiza que al recodar la marca, el consumidor adquiera el producto o servicio.
A partir de saber qué se mide, hay que conocer cómo se mide. Para esto existen por lo menos cuatro tecnologías que ayudan a conocer las reacciones del consumidor: Resonancia magnética funcional (fMRI), Encefalografía (EEG), tomografía (PET) y magneti encefalografía (MEG).
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