Por Camila González
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@GFCam
Parece que me dedicara a enumerar todos los efectos negativos de esta era digital en nuestras vidas, pero no, resulta información que me encuentro y que ciertamente me preocupa. Voy a hablar de los padecimientos tecnológicos, que cada día nos agobian más, sobre todo porque me confieso “enferma de Internet” y puedo asegurar que una buena parte de los que me rodean también sufren de alguno de estos trastornos.
Sí, son muchas las ventajas de las pantallitas, lo acepto, pero estamos cada día más “bobos” frente a ellas. Nos hacen la vida ciertamente más práctica en muchos sentidos y más divertida en otros, pero hay que aceptar que también nos tienen hipnotizados, idiotizados, minimizados, encarcelados y angustiados. Y creo que los pacientes de estas enfermedades son muchísimos más de los que lo aceptamos.
Acá les dejo 10 trastornos “tech” para que se reconozcan a sí mismos:
- Eso de sentir que su celular está vibrando, pitando o que estaba entrando una llamada, y no, es parte del síndrome de la vibración o llamada fantasma. No es sólo una equivocación, si le tiende a pasar mucho usted padece de este estrés moderno que consiste en pensar que “me están buscando, está vibrando, está sonando”, una especie de paranoia generada por la tecnología, quizás ese deseo de sentirse “importante”.
- Cuando está mucho tiempo en línea o pegado a una consola de videojuegos y voltea a otro lado y todo se ondula y da vueltas, pues usted sufre de cibermareo, cuyos síntomas se experimentan en estos instantes de confusión visual y mental por no despegar sus ojos y su mente de un dispositivo
- Esta creo que la tenemos todos. Esa angustia absurda por conectar el celular cuando se le va a acabar la batería o la sensación de andar mancos por la vida si el aparatito se queda en casa. Bienvenido al club de la nomofobia, así como lo oye: “No mobile fobia”. Dicen que lo padecen más los hombres que las mujeres.
- Esa manía de estar siempre en el teléfono, sea en el chat, en Facebook u otras redes sociales o revisando correos y mensajes que ya han leído varias veces, aunque se encuentre en acompañado o en cualquier situación se llama ‘phubbing’. Es una especie de desprecio por el contacto humano. Es la enfermedad del irrespeto y la intolerancia. Insoportable.
- Cuando alguien busca en Internet acerca de los síntomas o dolencias que padece para saber qué enfermedad tiene o que incluso se enteran gracias a los buscadores de sus diagnósticos sufren de algo llamado cibercondria. Es cuando la red se convierte en médico y uno puede realmente empezar a sentirse mal de “enfermedades fantasma”.
- Una forma específica de adicción a los celulares es el síndrome selfie, que consiste en el impulso obsesivo y narcisista por fotografiar cada instante, incluso antes de vivirlo, y publicar la foto en redes sociales. Los psiquiatras dicen hoy día que incluso conlleva un síndrome de abstinencia cuando no se pueden logran las fotos, parecido al que experimentan los adictos a la heroína. Y para completar la industria se encarga de nutrir la obsesión con trípodes, palos especiales temporizadores y cables. Los selfie-enfermos requieren de tratamiento, incluso de medicamentos.
- Esta otra enfermedad es también muy común: la depresión del Facebook. Es cuando alguien establece sus parámetros de vida y se compara con lo que otros publican en la red social. Estos usuarios dedican horas a los muros, posteos y likes y terminan deprimidos.
- Si usted siente una necesidad imparable de jugar en línea puede ser un videojuegos dependiente o estar en camino a serlo. Este trastorno está cada vez más extendido e incluso ya existen en el mundo centros de rehabilitación especiales con programas divididos en fases como los de alcohólicos anónimos.
En Corea del Sur, por ejemplo, se calcula que 8% de la población entre 9 y 39 años padece de adicción a los videojuegos, al punto que en este país se creó la ley cenicienta, que puede eliminar, entre la medianoche y las 6 de la mañana, el acceso a videojuegos en línea a los menores de 16 años.
9. Si su cerebro se niega a recordar información como consecuencia de la posibilidad de poder acceder a ella en cualquier momento, usted puede estar experimentando el efecto Google. Tiene que ver con la reacción cerebral de zona de confort de no acudir a la memoria porque la información siempre está disponible en la red tras un enter. Esta dependencia es básicamente la del cerebro perezoso, y puede convertirse en algo mucho más grave a futuro. Piense en los niños de hoy día. ¿Para qué memorizar y saber?
- Este último trastorno es la sombrilla de los demás. La ciber-dependencia es la necesidad enfermiza de estar conectado y por ende sentirse vivo.
¿Cómo ve? ¿De cuántos de éstos padece? Aceptemos, estamos cada día más enfermos… y lo que se viene…