Una modelo de Victoria’s Secret trabaja como programadora en Apple y tras conocerse la noticia fue criticada en redes sociales.
La serie de críticas que cayeron en contra de la modelo, llevaron a Lyndsey Scott a responder que los programadores pueden encontrarse de todas formas, tamaños, géneros y origen étnico.
Esta declaración forma parte de una serie de publicaciones que la modelo hizo en redes sociales. Primero criticando los comentarios sobre su actividad de modelo/programadora y después, lamentando la situación de la mujer en el mercado tecnológico.
La lección que enseña a los mercadólogos la respuesta de Scott tras las críticas que recibió por su profesión, es la oportunidad que tienen los profesionales de esta industria para gestionar su talento.
A Scott le funcionó responder a críticas en redes sociales, no solo para promover su trabajo como programadora, sino generando consciencia del papel que tiene actualmente la mujer en el mercado tecnológico.
Van una serie de cifras proyectadas por Statista, que ayudan a los mercadólogos a dimensionar la situación de las mujeres en el mercado tecnológico.
Apple es la segunda compañía con mayor número de mujeres en puestos de trabajo tecnológicos, después de Netflix. Le siguen Google, Microsoft, Facebook, Twitter y Uber.
Gestionar talento
Tener consciencia del rol que juegan los géneros en el mercado a partir del número y las posiciones que ocupan, es parte del trabajo que los mercadólogos deben de considerar cuando asumen la gestión de su talento como parte de sus actividades profesionales.
Gracias a que tienen estos datos con los que empiezan a construir estrategias, la correcta gestión del talento no solo es es una obligación individual, las empresas también tienen que aprender a innovar en la administración de sus recursos humanos, enfocando el talento a los objetivos adecuados y entendiendo las lecciones que puede darles una programadora de Apple que es modelo.
Replantear la cultura de la empresa es un interesante ecosistema de inicio, a partir del cual se pueden plantear nuevos esquemas de vinculación (académica, por ejemplo), a través de los cuales es posible detonar números en áreas comprimidas, como el de mujeres en el mercado tecnológico.
