Porque cada edición del festival invita a cientos de jurados distintos, cientos de perspectivas alternas. Cientos de seres humanos diferentes. Docenas, tras docenas, tras docenas de criterios, preferencias, prejuicios, conocimientos, formaciones, intelectos, experiencias. Cientos de jurados de diferentes idiomas, culturas, idiosincrasias, religiones, miedos, educaciones, talentos, complejos y virtudes.
¿En cuál Cannes no vas a ganar? Tan solo en su edición 2022, el festival de la Costa Azul convocó a 302 jurados. Sí, trescientos dos jurados. Cada uno de ellos cargando con su propia visión de lo que es “bueno” o “malo”. De lo que “va a ganar en Cannes” o de lo que “no va a ganar en Cannes”.
Todo puede ganar en Cannes, porque todo ha ganado en Cannes: desde campañas que ahora son parte de la cultura POP universal, hasta un radio noruego que sólo escucharon el ingeniero de audio, un trainee y la mesera que se atravesó para servir un café. Todo ha ganado en Cannes, desde ideas que contribuyeron a solucionar problemas inmensos, hasta ideas que tuvieron mayor inversión en entries de festivales que en pauta de medios.
Esto no quiere decir que todo pueda ganar en Cannes. Pero todo puede ganar en Cannes (el que entendió entendió).
Aquí la cosa es que, con todo y todo y todo y todo: Cannes Lions sigue siendo por mucho, el mayor referente creativo en el mundo. El AS bajo la manga de un cliente en una plática entre amigos. El mejor y más iluminado espacio en la vitrina de premios de cualquier agencia. El que, por alguna razón fonética, sonora o simbólica, resuena como un estruendo cuando se pronuncia en la comida familiar del domingo: “LEÓN DE CANNES”.
Se puede decir lo que se diga, o se puede actuar lo que se quiera actuar, pero ni el sofisticado rigor del lapizote gordo en D&AD con sus categorías estrambóticas, ni los dos cortes mordaces adicionales después del Shortlist del lapicito flaco en The One Show. Nada. Ni lo que llaman el Oscar de la creatividad en Clio Awards, ni tampoco el auge posmoderno digital de “The Webby Awards”, en donde tus oponentes pueden ser la NASA o RuPaul´s Drag Race. Aún nada, nada se compara con esos 6.5 kilos de felinidad metálica y su fulgurante melena de fuego.
Están por cumplirse 4 años de que Accenture Interactive compró DROGA5. Cuatro años de aquella frase de David Droga que dolió como dardo de fuego traicionero bajo el vientre bajo: “I Don’t want to be the best in a shrinking industry list”.
Demoledor. Irónicamente, año tras año, lo vemos como headliner del incipiente cartel de “conferencistas” en el “Palais des Festivals”.
David y su Droga. Cannes Lions y su alucinógeno de ego, fantasía, competencia y sueños publicitarios. Sueños que no deben perderse.
“Esto no va a ganar en Cannes”.
¿En cuál Cannes?