De la mano de las plataformas digitales y la consolidación de espacios como las redes sociales, el tĆ©rmino ācontenido viralā se popularizó tanto entre las audiencias como entre los anunciantes que buscan ser el foco de atención -cuando menos por algunas horas- de lo que se convierte en tendencia dentro de la red.
Para las estrategias de comunicación ejecutadas por los anunciantes, lograr que sus contenido obtengan estos niveles de alcance pareciera ser parte de los objetivos de una gran parte de las acciones que se ejecutan en digital, hecho que tiene cierta lógica si consideramos que esto representa ganancias por la exposición en medios orgÔnica que puede conseguirse.
Sin embargo, alcanzar estos niveles no es nada sencillo. Estimaciones entregadas por Statista indican que para que un contenido pueda ser considerado como viral debe de ser visto por lo menos 20 millones de personas en menos de 24 horas.
Diversos medios especializados han intentado dar respuesta a las mejores prÔcticas para garantizar la construcción de un material con la capacidad de hacerse viral. De acuerdo con Content How, por ejemplo, antes de ejecutar una estrategia de contenido viral, las marcas deben plantearse preguntas como: ¿Qué tipo de emociones evoca el contenido mÔs viral?, ¿CuÔl es el formato de los contenidos que obtienen mÔs reacciones? y ¿CuÔl es la duración ideal del contenido que los lectores gustan compartir?
Estimaciones entregadas por Statista indican que para que un contenido pueda ser considerado como viral debe de ser visto por lo menos 20 millones de personas en menos de 24 horas.
No obstante, este tĆ©rmino nació de una manera simple y hasta cierto punto natural, como parte de un esfuerzo publicitario que sin intenciones descubrió las bondades en tĆ©rminos de alcance que proponĆa internet para las industria publicitaria.
Para muchos, el primer video viral nació en 1998 cuando no existĆan plataformas como Youtube o Vimeo. El material era protagonizado por un oficinista frustrado que, molesto, destrozaba su lugar de trabajo.
La acción que parecĆa de los mĆ”s espontĆ”nea pronto gano popularidad entre los usuarios de internet, quienes difundieron la grabación vĆa e-mail para compartirla con sus contactos quienes podĆan reproducir el contenido a travĆ©s de Windows Media Player. Esto fue el inicio de niveles de alcance Ćŗnicos, que llevaron al video -que fue bautizado como āBad Dayā ha ser transmitido en televisión y tener su propio sitio web.
Lo que resulta mĆ”s interesante es que este hecho que pareció cotidiano, formaba parte de una estrategia de publicidad desarrollada por la empresa de tecnologĆa Loronix que buscaba demostrar las bondades de un sistema de vigencia DVR recientemente desarrollado.
Asà lo refiere una publicación de Wired, misma que indica que fue tal la fama ganada por el video tomado con una cÔmara de seguridad que el desarrollador web Benoit Rigaut, decidió crear una pÔgina dedicada al video para que las personas no tuvieran que esperar 20 minutos -tiempo que tardaba descargar el contenido con un peso promedio de 5MB- para ver un archivo con una duración menor a 26 segundos. Esta pÔgina pudo ser el inicio de un Youtube diferente; sin embargo, su creador no siguió con el proyecto.
El clip fue tan popular que incluso sirvió como inspiración para otras campañas publicitarias que fueron realizadas años después de este primer video. Uno de los casos mÔs relevantes fue el de la marca Armonyl que replicó el discurso para el mercado chileno.
QuizĆ”s de manera empĆrica, el video Bad Day demuestra que la autenticidad, espontaneidad y asumir nuevos riesgos pueden ser la clave de esos ācontenidos viralesā que una gran parte de las marcas se empeƱan en desarrollar, y aunque ahora es mĆ”s difĆcil lograr āviralizarācualquier tipo de material es seguro que aun queda espacio para aquellos que sepan escuchar y mostrar a su marca con transparencia.