La influencia de la tecnología en el mundo se extiende a todos los campos, un ejemplo de ello es la industria sanitaria, pues con la unión de ambas ciencias se ha logrado desarrollar nuevos e innovadores dispositivos capaces de revolucionar la manera de diagnosticar a un paciente o tratar las enfermedades, mejorando la calidad de vida de millones de personas.
Ahora, la unión de estas por parte de varios científicos de la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos, trajo consigo la creación de un nuevo implante con sistema de chip inalámbrico que se caracteriza por ser el más pequeño del mundo para la monitorización fisiológica in vivo e in situ.
Este nuevo aparato utiliza un generador de imágenes de ultrasonido convencional para la alimentación y comunicación inalámbrica de datos y actúa como una sonda para la detección de temperatura en tiempo real, incluida la monitorización de la temperatura corporal y los cambios de temperatura resultantes de la aplicación terapéutica del ultrasonido, así se señala en el estudio publicado en Science Advances.
Es tan pequeño como un grano de sal
Quizá no sea el primer dispositivo de su clase, pero el dispositivo sub – 1-nW, denominado mota, no requiere de ningún elemento externo (baterías) y funciona sin cables (conexiones físicas), por lo que bien podría considerarse como innovador.
A esto, se le debe sumar que su tamaño es de menos de 0,1 mm³, lo que lo hace comparable con un grano de sal o un ácaro del polvo visible bajo el microscopio, haciendo de esto que se pueda implantar o inyectar en el cuerpo humano con técnicas mínimamente invasivas.
“Queríamos ver hasta dónde podíamos empujar los límites sobre qué tan pequeño era un chip funcional que podíamos hacer”, explica Kenneth Shepard, director del estudio, y profesor de ingeniería eléctrica y de ingeniería biomédica en la Universidad de Columbia, según un comunicado de la institución.
“Esta es una nueva idea de ‘chip como sistema’: un chip que por sí solo, sin nada más, es un sistema electrónico de funcionamiento completo. Esto debería ser revolucionario para el desarrollo de dispositivos médicos implantables miniaturizados e inalámbricos que pueden detectar diferentes cosas, usarse en aplicaciones clínicas y, finalmente, aprobarse para uso humano “, aseveró.
Como ayuda a la industria sanitaria
Tras su implantación en el cuerpo humano, este dispositivo permitirá que desde afuera se detecte la temperatura, “tanto como un signo vital de la salud humana, esencial en la regulación del metabolismo y el mantenimiento de la homeostasis, como un medio para entender los efectos térmicos derivados de los procedimientos médicos”, algo que podría utilizarse en las terapias contra el cáncer basadas en el calentamiento y los ultrasonidos terapéuticos focalizados.
Los investigadores afirman que por el momento este chip solo es capaz de medir la temperatura del cuerpo, pero se sigue trabajando para que funcione en el monitoreo de otros ámbitos como la presión sanguínea, glucosa y respiración.
“Nuestras motas tienen el potencial de adaptarse a la detección distribuida y localizada de otros parámetros fisiológicos clínicamente relevantes”, afirman.
Este podría ser solo el comienzo del equipo, el cual busca seguir desarrollando chips que se pueden inyectar en el cuerpo por medio de una aguja hipodérmica para luego comunicarse desde el exterior a través de un ultrasonido, para proporcionar información sobre lo que pasa al interior del ser humano, sumando puntos a favor del uso de la tecnología en la industria sanitaria.
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