Ante la dramática caída de suscriptores que tuvo Netflix en el primer trimestre (200 mil) y otra aún mayor que se espera para el segundo (2 millones), no digamos la creciente competencia (Disney+, HBO Max, Prime, Paramount+, entre otras), la plataforma ha anunciado ya algunas de las medidas que estará implementando en los siguientes meses.
La duda que salta es qué tanto esos ajustes le permitirán mantenerse al frente y qué tanto terminarán convirtiéndola en una mezcla de servicio de cable y estudio de cine.
El distintivo de Netflix ha sido, hasta el momento, el ofrecer grandes cantidades de contenido (series y películas) a libre demanda, es decir, el espectador elige cuándo y cómo verlo y sin comerciales; cada semana hay más de diez estrenos nuevos destinados a los más diversos perfiles (documentales, telenovelas, reality shows, cine de arte, blockbusters, entre otros).
La inclusión de comerciales es una de las medidas que se ha mencionado. Al parecer, sucedería para aquellos suscriptores que deseen pagar un monto mensual menor, buscando de esa manera tanto evitar que los espectadores como motivar a que se paguen más suscriptores, evitando que se compartan passwords, una de las mayores causas de dicho decremento de usuarios, según han indicado.
Es incierto si eso sucederá, aunque para ello también se ha dicho que se trabaja en otros “candados” para evitar que suceda cuando el sistema identifique que una misma cuenta está siendo usada en IP’s distintos.
Ahora, con comerciales, al menos, para esos usuarios, Netflix será en gran medida como un sistema de cable con la diferencia de que el contenido no estará sujeto a un horario; sin embargo, Netflix ha comentado la posibilidad de hacer también algunos especiales en shows sin guion (probablemente reality shows) y de especiales de stand-up en tiempo real, lo que, sin duda, le haría igual a un servicio de cable (incluso de televisión abierta).
Una gran pregunta que salta es, cómo harán para poder garantizar el mismo contenido a aquellos que paguen el servicio sin comerciales, toda vez que el anuncio obliga a pausar en esos casos lo que sucede en el show para que se pueda pasar el contenido comercial. Quizás el pagar un poco menor también implique un delay y entonces ya no fue tan “en vivo”, amén de que les implicaría otros retos de logística y producción.
Por otra parte, Netflix ha comentado que tendrá más filmes proyectándose en cines, una medida que ha implementado relativamente poco y que también ha servido para cumplir con el requisito de ciertas asociaciones como la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
El Oscar recién anunció que para la ceremonia 2023, las películas deberán haber sido estrenadas en salas durante 2022 en alguna de las seis sedes metropolitanas: Los Ángeles, Nueva York, Bay Area, Chicago, Miami y Atlanta. Esta medida, a diferencia de la anterior, quizás le resulte ventajosa a la plataforma.
Le dará la posibilidad de que algunas de sus producciones sean vistas en pantalla grande, pero, mejor aún, podrían permitirle extender su presencia durante más tiempo.
Un gran problema de Netflix y del que poco se ha hablado es que, con tantos estrenos a la semana, terminan canibalizándose unos a otros, haciendo que la gran mayoría se pierdan entre lo demás. Aunado a lo mismo, está el hecho de que difícilmente consiguen que un título esté por semanas en tu Top 10.
El contenido se está consumiendo al mismo ritmo en que se estrena y a Netflix le caería muy bien poder producir un poco menos, de mejor calidad y con un mayor consumo. Además, la medida podría muy bien permitirles llegar a otros segmentos de mercado.
¿Qué resultará de ello? Está aún por verse, al igual que el ver qué otras medidas o estrategias implementan otros servicios. Por ejemplo, a Disney ya le quedó claro que la alternativa de estrenar en simultáneo en salas y Disney+, con un costo adicional, no le funciona.
HBO Max ya también dejó de estrenar en EE. UU. en simultáneo, sin costo, entre ambos medios; fue buena como estrategia de atracción durante la pandemia, periodo en el que igual la venta de boletos se vería afectada.
La cuestión está en que la batalla por los suscriptores se encuentra todavía en sus albores y el modelo de negocio del cine y el entretenimiento se sigue redefiniendo con “la nueva realidad”.