Durante los inicios y la paulatina democratizaciĂłn del internet, una de las caracterĂsticas que más sorprendiĂł a los nuevos cibernautas fue la del anonimato. La flamante red de redes comenzaba a dar la oportunidad a sus usuarios de adoptar otras identidades, verter opiniones de todo tipo sin mostrar su verdadero rostro y socializar sin tener que hacerlo cara a cara.
Las salas de chat que a principios de los años 2000 estaban repletas de curiosos que gozaban de expresarse a sus anchas protegidos por el grueso filtro del anonimato, precedieron a los grupos de internet y posteriormente a las redes sociales y apps en las que, generalmente, cada quién puede elegir revelar su verdadero rostro o ser un personaje con una identidad inventada.
Lo que ha surgido en estos tiempos y que refuerza la idea de expresarnos sin ser juzgados, son los sitios y aplicaciones en donde los usuarios leen y cuentan sus secretos, por más tenebrosos e inconfesable que sean. Apps como Secret y más recientemente Whisper han sido el escaparate ideal de millones para desahogarse y revelar lo que difĂcilmente compartirĂan al mundo.
Basta echar un vistazo a nuestros muros de Facebook para darnos cuenta de que todos nuestros contactos son simpáticos inteligentes, sarcásticos y gozan de una felicidad que diariamente manifiestan; sin embargo, son pocos los que se atreven a confesar sus verdaderos sentimientos, esos que pueden descubrir en ellos un gramo de debilidad. Por esto, la proliferaciĂłn y el Ă©xito de las “aplicaciones de secretos” es algo que debemos de tomar en cuenta.Â
SegĂşn un artĂculo del tabloide británico Daily Mail, uno de los targets que más ha comenzado a interesarse por revelar secretos vergonzosos son los empleados de los hoteles. SegĂşn las declaraciones por parte de las mucamas en esta aplicaciĂłn, sus hábitos durante el servicio de limpieza no son los que nos imaginamos cuando postramos nuestras cabezas en las almohadas de nuestra habitaciĂłn cuando vamos de viaje.
Algunas de las empleadas que se encargan de asear los cuartos cuando los huĂ©spedes están ausentes utilizan Whisper para confesar que es rara la ocasiĂłn en la que cambian las sábanas de las camas por unas limpias y que incluso puede pasar un año sin que esto ocurra. Quienes son encargados de llevar el servicio a la habitaciĂłn aseguran que la mayorĂa de las veces se comen un poquito de la comida antes de entregarla a los clientes, y los que dan servicio en la recepciĂłn afirman que a los clientes que son groseros les dan las peores habitaciones disponibles.
Ante este panorama de total sinceridad, no resulta descabellada la idea de que incluso estos canales anĂłnimos de expresiĂłn pueden ser Ăştiles para ofrecer un mejor servicio a nuestros clientes o para poner atenciĂłn a nuestros empleados, con el fin de evitar prácticas como las de las mucamas que cita el periĂłdico británico.Â
Un error comĂşn de los propietarios de negocios radica en que están tan ocupados tratando de resolver los problemas que se les enfrentan dĂa con dĂa, que olvidan una parte fundamental: el escuchar a su clientela y a sus empleados. Por esto, las aplicaciones en las que plasman sus oscuros secretos no pueden ser ignoradas y al contario, deben utilizarse como un sensor más que nos indique cuáles son las inquietudes, molestias de nuestros clientes y empleados y de todo esto tomar nota para hacer los ajustes necesarios para acercar a nuestro negocio a la excelencia.
Siguiendo el ejemplo de los empleados de hotelerĂa, si el dueño, gerente o incluso el personal de mercadotecnia estuviera al tanto de lo que se comenta de la industria, podrĂan enterarse de que no son pocos los trabajadores que emplean prácticas reprobables y con esto, tendrĂan las herramientas para tomar decisiones y evitar que sus clientes sean expuestos a situaciones desagradables, aunque sea en secreto.