La construcción de un muro en la frontera de México como lo ha planteado el presidente Donald Trump, podría ser un “caro desastre” por razones geológicas, según el veredicto de algunos especialistas consultados esta semana por la revista Smithsonian.
La orden ejecutiva de Trump establece que se deberá construir una “barrera física segura, contigua e infranqueable, para prevenir la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y humanos, y los actos de terrorismo”.
Si se compara con la construcción de un palacio de mármol o una iglesia, erigir un muro parece relativamente sencillo. No lo es”, advirtió Gary Clendenin, hidrogeólogo de la compañía ICF International.
Una “megaestructura” como la pared de cientos de kilómetros es sustancialmente diferente de una sola vivienda o incluso un rascacielos: cada sección depende de la integridad de la adyacente, explicó.
“Aunque la mayoría de los diseños de muros son bastante simples, los constructores deben adaptarse a una amplia gama de terrenos”, expuso.
Las condiciones de suelo heterogéneo (incluido el suelo ácido que disuelve las barras de refuerzo y otros materiales) significan que cada sección tiene que ser construida de manera diferente, pero debe adaptarse al suelo y al clima y a las condiciones sísmicas y estar fijada a la siguiente.
La frontera de Estados Unidos con México contiene desiertos, humedales, praderas, ríos, montañas y bosques, todos los cuales crean problemas muy diversos para los constructores, dijo Clendenin.
“Vas a encontrar cientos, si no miles, de diferentes tipos de suelos a lo largo de la vía de construcción”, dijo Clendenin. (De hecho, hay más de mil 300 tipos de suelo tan sólo en Texas.) Y muchos de esos suelos no van a ser el tipo correcto para construir encima de ellos, indicó.
Ante ello, dijo, los constructores de muros tienen dos opciones: gastar más tiempo y dinero excavando los suelos existentes y reemplazándolos o evitando la región por completo.
Pero antes de que se coloque un solo pilar, o ladrillo, equipos de especialistas deben realizar exhaustivos estudios topográficos para investigar una cadena de detalles, desde la profundidad de la roca hasta la química del suelo.
¿Qué se tendría que hacer?
En el caso del muro fronterizo, tendrían que recorrer toda la longitud del trazado propuesto, trabajando en segmentos para evaluar la región, recopilar datos, elaborar planes.
Esto hace que el proceso de construir muros, especialmente aquellos que abarquen miles de kilómetros, sea más difícil que construir un rascacielos de 95 pisos, dijo Clendenin, quien se especializa en proyectos lineales como ferrocarriles y carreteras. “Francamente, eso llevaría años”, externó.
Mika McKinnon, una geofísica de campo y consultora científica, dijo por su lado que un proyecto en el que trabajó un tramo de cinco kilómetros de oleoducto, está ahora en el quinto año de las encuestas de campo.
Problemas que enfrenta la orden ejecutiva
Sin embargo, la orden ejecutiva de Trump sólo concede un tiempo de seis meses para todos los esfuerzos de topografía y planificación del muro. Dentro de su larga lista de pasos requeridos, su orden ejecutiva dice:
“Elaborar un estudio exhaustivo de la seguridad de la frontera sur, que se completará dentro de los 180 días de esta orden, que incluirá el estado actual de la seguridad fronteriza sur, todos los aspectos geofísicos y topográficos de la frontera sur, la disponibilidad de recursos federales y estatales necesarios”.
Liderar con los estudios tipográficos cuando se está construyendo una megaestructura consume mucho tiempo, dijo McKinnon.
Además, existen otras cuestiones que no siempre pueden evitar, como terremotos e inundaciones.
McKinnon dijo que a pesar de todas las modernas herramientas de topografía y planificación cuidadosa, la tierra todavía te sorprenderá. “La Tierra no perdona descuidos”.
Los ríos corren a lo largo de una porción considerable de la frontera entre Estados Unidos y México, lo que puede crear un peligro real de inundación. Los terremotos también son relativamente comunes en el oeste de Estados Unidos.
la construcción, algunos de estos temblores podrían causar grietas o roturas en la pared, dijo McKinnon. Un ejemplo es el terremoto de 7.2 grados de magnitud que impactó en 2010 cerca de la frontera entre California y México.
De acuerdo con Austin Elliott, estudiante postdoctoral de la Universidad de Oxford, cuya investigación se centra en la historia de los terremotos, “si hubiese habido un muro en El Centinela, una montaña en el norte de México, habría sido destruido”.