Hace algunos años, Marciano Durán publicó en Youtube una pieza de la cual tomé el título para este texto. En voz de Marciano se describe lo extraordinario del perfil de los corredores. En ocasiones se utiliza el adjetivo loco de manera ofensiva; Marciano utiliza el mismo adjetivo para expresar maravilla generando un hermoso texto con el cual seguramente la gran mayoría de los corredores nos identificamos.
Sorprende que, entendiendo la gran importancia que tiene la mente en el desempeño de los corredores, se haya explorado tan poco acerca de la salud mental y el valor de su fortalecimiento para correr y vivir mejor.
Un ejemplo fresco y cercano lo vimos en Simone Biles, extraordinaria gimnasta que tomó la complicada decisión de abandonar una prueba en los Juegos Olímpicos, manifestando abiertamente la gran tensión mental que sufría. El hecho puso en la agenda deportiva mundial, la importancia de la salud mental del deportista, que condiciona o faculta su desempeño.
Relacionado con esto, vale la pena preguntarse: ¿cómo se encuentra la salud mental de los corredores? Un buen número de corredores amateurs comenzamos a correr, buscando que la actividad física fuera un recurso que pudiera refrescar nuestra mente; una especie de fuga de la realidad, intentando desfogar la energía para buscar esa extraña mezcla de calma y excitación que nos provoca parar el cronómetro después de un esfuerzo importante.
La falta de atención sobre el tema nos habla de la muy posible existencia de un gran número de atletas no diagnosticados y no tratados. Una tesis elaborada por Jill Colangelo sobre las psicopatologías que pueden existir en los atletas de ultra resistencia, como lo son los ultra maratonistas, señala que, las afectaciones mentales son más prevalentes en los deportistas que en la población general. Detrás de la salud física de los corredores, se esconden desórdenes mentales como la depresión, trastornos alimenticios y adicción al ejercicio.
Se ha demostrado en diferentes estudios que una actividad física moderada es de gran utilidad para fortalecer la salud mental. Partiendo de ello, los especialistas han abundado en la posibilidad de que a un mayor volumen de ejercicio, el beneficio para la salud mental sea también mayor; sin embargo, esto no es del todo cierto.
Uno de los hallazgos más valiosos del trabajo de Jill, radica en que los desordenes mentales que los atletas registraron, tales como ansiedad y trastornos alimenticios se incrementaron, al aumentar el volumen de entrenamiento, es decir, a más ejercicio, mayor desorden mental.
La gran pregunta que Jill provoca es, si las personas con alguna afectación mental se sienten atraídos por los deportes de ultra resistencia o, si aquellos que participamos en este tipo de deportes somos más vulnerables de desarrollar algún trastorno mental.
Es urgente poner más atención en nuestra salud mental y promover espacios de diálogo, análisis, discusión e investigación sobre el tema. Desafortunadamente, en muchas ocasiones las enfermedades mentales se viven en silencio, en soledad, detrás de un cuerpo que luce espectacular, lo que provoca que la ayuda llegue demasiado tarde.