La semana pasada se cumplió un mes de la salida al mercado del nuevo disco de Michael Jackson. Otro disco póstumo del que se conoce como el Rey del Pop.

Aún después de muerto, con toda una maquinaria de mercadotecnia muy bien aceitada y trabajando a todo vapor, que no lo ha dejado descansar ni en “el más allá”, cuando en “el más acá” la industria de este artista movió 160 millones de dólares tan solo en el año pasado.

Un producto (el mismo Jackson) que se ha ido modificando con el tiempo, donde el “empaque” sufrió diferentes modificaciones de color y plásticas (cirugías) hasta el momento de su muerte.

Una muerte que no significó el declive del producto, sino todo lo contrario. Y eso lo demuestran los más de 312 millones de dólares que ha recaudado desde junio del 2009, fecha de su fallecimiento.

Una línea de productos que ha sido rentable, sobre todo si hablamos de un personaje muerto. Discos póstumos, una película con sus respectivas versiones en DVD y Blu-Ray, espectáculos del Cirque du Soleil, un DVD con su concierto en Wembley en 1988, y sin olvidar a las reediciones de sus grabaciones que componen su discografía, incluyendo sus diferentes versiones de grandes éxitos y recopilaciones.

Un gran negocio que ha recaudado más que la misma Madonna en vida, por poner otro ejemplo famoso del Pop.

El estar ya en otra dimensión, por decirlo de una manera, no evitó tampoco que se presentara su imagen en forma de holograma para promocionar su nuevo sencillo “Slave to the Rythm”. Ya nos alcanzó lo que alguna vez habíamos visto en Star Wars. La imagen holográfica de Obi Wan Kenobi saliendo de R2D2 ya no es novedad. Ahora ya es una forma de promocionar.

Recién salido el disco, ya ocupaba los primeros lugares en las listas de éxitos internacionales y ahora, después de 4 semanas en las listas de los más vendidos, todavía se sostiene en el lugar 12 de la lista de Billboard.

Después de todo lo que vivió. Entre el escándalo de acusaciones de pederastia en su contra, cirugías plásticas que se convirtieron en un vicio, indicios de abuso por parte de su padre que no le hizo una infancia muy feliz mientras lo escuchábamos cantar la alegre “ABC” cuando era parte de los Jackson 5 y hasta en el momento de su funeral, que fue ventana que aprovechó su familia para promocionar un nuevo sello discográfico. Todo esto es parte también del negocio y de la mercadotecnia, de este producto que se murió creyendo que era más eso que un ser humano.

Un muerto que está muy vivo en el negocio del espectáculo. O por lo menos los que están en el asunto de esta millonaria ganancia de dólares salieron más vivos que el mismo cantante.

Ni hablar. Jackson no es un artista parte de la memorabilia del mundo musical, donde lo recordemos como Jannis Joplin, John Lennon, Elvis Presley o algún otro artista fallecido. A éste no lo dejan descansar y el astro del Pop sigue de gira mundial “ganando” millones de dólares más.

No tengan miedo. Seguiremos viendo (y escuchando) gente muerta y no es un fantasma. Es un producto más que tardará en desaparecer.