Río de Janeiro, Brasil.- La imagen de un país está en peligro. Eso es lo que dijeron las autoridades brasileñas tras ordenar que dos nadadores estadounidenses, Jack Conger y Gunnar Bentz, no vuelvan a su país hasta aclarar un supuesto delito.
En la noche de este miércoles 18 de agosto, la Policía Federal de Brasil impidió que embarquen en un avión los dos nadadores que estaban con Ryan Lochte cuando ocurrió un supuesto robo que habría sucedido el domingo en Río de Janeiro.
Se trata de Gunnar Bentz y Jack Conger, ambos presentes durante el atraco denunciado por su compañero Lochte, pero del que habrían dado versiones muy diferentes respecto del suceso. De hecho, las autoridades brasileñas vienen sosteniendo que nunca ocurrió el robo y que los nadadores “inventaron” un asalto para cubrir que estuvieron “de fiesta”.
Nadadores Gunnar Bentz e Jack Conger estavam no avião, prontos para fugir e foram retirados pela PF. pic.twitter.com/1qiaoFlrvh
— BRASIL EM FOTOS (@brasil_fotos) 18 de agosto de 2016
La Policía cumplió la orden de un juez local, que también pidió la ampliación de la denuncia a Lochte, pero el nadador (el más famoso de EE.UU. después de Michael Phelps), viajó de vuelta a su país dos días antes de lo previsto.
“Las autoridades brasileñas dijeron que se necesita la presencia de los nadadores, ya que hay muchas inconsistencias en las declaraciones de ambos”, publicó Estadao. Ver 5 datos publicitarios que debes conocer sobre los Juegos Olímpicos de Río
Lochte y Feigen no pueden salir de Brasil https://t.co/RhAMomanV0
— Hispa Noticia (@hispanoticia) 18 de agosto de 2016
Las contradicciones tienen relación con el momento del supuesto robo. Mientras uno declaró que eran “unos ladrones” otro habló de “un ladrón que les pidió 400 dólares”. Además, las cámaras de seguridad de la Villa Olímpica de los Juegos Olímpicos revelaron que los nadadores llegaron desde la zona sur de Río con “una actitud positiva y bromeando unos con otros”.
Más allá del problema puntual (igualmente no sucedió nada grave), los brasileños quieren aclarar el tema por una cuestión de imagen de los Juegos Olímpicos.
Es que el hecho de que los hubieran realmente asaltado en la calle, cuando regresaban en un taxi, a nadadores olímpicos, empaña toda una organización. Más aún si se trata de la elite mundial del deporte.
Río de Janeiro viene arrastrando suficientes problemas (especialmente al comienzo, cuando se habló de fallas organizativas), como para que se sume una macha más que, según la Policía, no existió.