Por Alejandro Castañeda
Twitter: @elaprendiz55
Conversando hace años con un experto en adiestramiento de la memoria y, en respuesta a mi inquietud relacionada con mi incapacidad de recordar números telefónicos, él preguntó: ¿Cuándo recibes un número telefónico lo escribes o lo memorizas? ¡Inmediatamente lo escribo! le contesté. Precisamente por el hecho de tener esta débil memoria, escribo teléfonos y direcciones lo más rápido que puedo… ¡aunque sea en la palma de la mano!. Pues ahí está tu problema de memoria -me contestó-, la escritura sustituye el esfuerzo que tu cerebro debería hacer para memorizar. Sí retienes “por escritura” una y otra vez, tu cerebro determina que no es necesario memorizarlo y pierde esa innata habilidad retentiva. Aparte, la confianza en tu propia memoria disminuye en igual proporción. En aquellos años no había más que teléfonos móviles para llamar, hoy existen los teléfonos inteligentes y esta reflexión me viene a la mente con más fuerza.
Recordación
Hablando de la memoria extendida, las listas de pendientes se han popularizado en los teléfonos inteligentes de tal manera que hoy en día es imprescindible su ayuda. Sin embargo, antes era necesario memorizar o cargar con una libretita de notas para retener aquellas ideas espontáneas y/o acciones imprescindibles de no olvidar incluyendo la lista del súper. Era divertido ver al Teniente Columbo” garabatear su libreta tamaño “palma de la mano” frente a los asustados sospechosos mientras mascaba un puro.
Allá por 1920, el fundador de IBM: Thomas J. Watson, acuñó el slogan “THINK” y repartió una libreta de piel café con dicha palabra grabada en negro. Fue coloquialmente llamada ThinkPad, en vez de notepad (cuaderno en inglés) ya que Watson, desde 1915, proclamaba regularmente que… “Todos los problemas del mundo podrían ser fácilmente resueltos si tan sólo los hombres se pusieran a pensar”.