México, D.F.– Vivimos en una sociedad marcada con estereotipos físicos irreales; una obsesión que ha ocasionado que los trastornos alimenticios aumentaran el 300 por ciento en México, en los últimos 20 años, según cifras del sector salud.
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La alimentación se ve afectada a diario por una gran cantidad de factores, entre ellos el ritmo de vida, hábitos, actividad física, estado de ánimo y la publicidad.
La publicidad impacta de modo que manipula nuestra mente para elegir los alimentos que consumimos normalmente, las desinformación y el querer imitar conductas nos lleva a adoptar hábitos que no son los correctos.
Entre los desórdenes alimenticios que se ocasionan debido al engaño publicitario y mala interpretación por parte del consumidor, se encuentran dos extremos; por un lado tenemos la anorexia. A las adolescentes, quienes atraviesan una etapa en la que el interés principal es la belleza y la moda; los anuncios y las exigencias de la fama las conducen a tomar medidas equivocadas para alcanzar un peso que creen, es el adecuado, sólo por lucir una apariencia similar a la que la publicidad les enseña.
Como consecuencia, en México cada año se registran alrededor de 20 mil casos de anorexia y bulimia, en jóvenes de entre 14 y 17 años.
Por el otro lado, está la obesidad infantil. Manipulada por la industria del consumo alimenticio, pues con campañas publicitarias que no aportan nada bueno a la sana alimentación, persuaden al ingenuo público a ingerir comida rápida y con propiedades dañinas para la salud, lo que les hace creer que su felicidad dependerá de su consumo.
Hoy en día, la obesidad infantil en el país, ocupa el segundo lugar a nivel mundial, con un total de 4. 5 millones de niños.
La publicidad es persuasiva en parámetros inimaginables, de modo que si no se cuenta con la información adecuada, se pueden ocasionar problemas de gravedad, como lo son los desórdenes alimenticios.